La Habana, 16 nov (ACN) El Máster en Ciencia Ramón Labañino Salazar, vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), afirmó que las tasas de cambio difundidas por El Toque no son un indicador económico legítimo, sino un instrumento de desestabilización.
Sus efectos, precisó, resultan profundamente dañinos pues fomentan la especulación, la inflación, la ilegalidad y la desconfianza, atentando así contra los esfuerzos del Estado y el Gobierno por ordenar la economía, proteger el poder adquisitivo del pueblo y avanzar en el desarrollo del país.
Al ofrecer sus valoraciones sobre el tema a la Agencia Cubana de Noticias, el también Héroe de la República de Cuba aseguró que las publicaciones o sitios web que difunden tasas de cambio no oficiales, como El Toque, operan al margen de las leyes cubanas.
Subrayó que sus cálculos no se basan en la realidad económica productiva del país ni en los mecanismos institucionales, sino en especulaciones y dinámicas informales que fomentan la distorsión y la inestabilidad.
La utilización de estas tasas como referencia es ilegal y perjudicial, acotó Labañino Salazar.
Opinó que la solución no reside en legitimar esas fuentes ilegales, sino en fortalecer los mecanismos oficiales, combatir las ilegalidades y continuar el perfeccionamiento del ordenamiento monetario y cambiario dentro del marco de la ley y la soberanía nacional.
El tipo de cambio, explicó, resulta fundamental en cualquier economía, y en nuestro país es establecido y administrado por el Banco Central de Cuba (BCC), en función de las necesidades de la economía nacional y como parte de la política de soberanía monetaria y financiera de la mayor de Las Antillas.
En sus apreciaciones a la ACN el vice presidente nacional de la ANEC mencionó algunos de los efectos negativos que ese tipo de prácticas ilícitas generan sobre la economía cubana.
Señaló en primer lugar la distorsión de los precios y la planificación económica, en tanto la difusión de una tasa de cambio no oficial crea un punto de referencia falso que contamina la formación de precios en el mercado informal.
Esto dificulta la planificación económica estatal y empresarial, ya que introduce una variable volátil y ajena a los fundamentos económicos reales.
En segundo lugar, el fomento de la inflación, pues al inflar artificialmente el valor de las divisas en la percepción pública se presionan al alza los precios de los bienes y servicios, especialmente los vinculados al mercado en Moneda Libremente Convertible (MLC).
Esto erosiona el poder adquisitivo de los ciudadanos que reciben sus ingresos en pesos cubanos (CUP), aclaró Labañino.
Un tercer efecto negativo es el estímulo a las actividades especulativas e ilícitas, dado que esa tasa se convierte en un incentivo para actividades dañinas como la reventa ilegal de divisas (llamada "bolsa negra"), el acaparamiento de productos y el desvío de recursos, desalentando la producción y el comercio legal.
En cuarto lugar está el desestímulo a las remesas oficiales, pues cuando se difunde una tasa artificialmente alta, se crea un desincentivo para que las remesas del exterior ingresen por los canales financieros oficiales (bancos y casas de cambio), privando así a la economía nacional de divisas legítimas necesarias para importaciones esenciales.
También se afecta la competitividad de las exportaciones, dado que una tasa de cambio no oficial sobrevaluada, que no refleja la realidad productiva, perjudica la competitividad de los exportadores cubanos al encarecer artificialmente sus costos en moneda nacional frente a los precios internacionales.
Labañino mencionó además, como otro efecto, el deterioro de la confianza en la moneda nacional (CUP), porque la promoción constante de una valoración alternativa de las divisas socava la confianza de la población en el peso cubano, impulsando la dolarización informal de la economía y debilitando la autoridad monetaria del Banco Central de Cuba.
En opinión suya, también se agravan las desigualdades sociales, pues aquellos con acceso a divisas extranjeras a través de canales informales o remesas se benefician de la tasa distorsionada, mientras que quienes dependen de ingresos en CUP ven cómo su capacidad de compra se reduce, profundizando la brecha social.
Abundó que la existencia de un mercado cambiario informal y volátil genera incertidumbre y percepción de riesgo en los potenciales inversionistas extranjeros, quienes requieren predictibilidad y un marco legal claro para las operaciones cambiarias.
Comentó que también es un efecto negativo la obstaculización de la Política económica del país, en tanto esas prácticas ilegales actúan como un mecanismo de sabotaje, interfieren directamente con la implementación del Programa de Gobierno, el Plan de la Economía y las medidas para la estabilización macroeconómica.
Además, la promoción y utilización de estas tasas no oficiales está alineada con los objetivos de la guerra económica contra Cuba, cuyo fin es crear inestabilidad, caos y desgobierno económico; es una herramienta más de la política hostil de los Estados Unidos para asfixiar financieramente a la nación cubana, concluyó el vice presidente de la ANEC.
