William Fernández
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07 Noviembre 2013

José Puentes Nápoles, director de comercialización del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI), en la conferencia de prensa sobre el Decreto Ley No. 318 y reglamento de comercialización de productos agropecuarios en las provincias de La Habana, Artemisa y Mayabeque, realizada en la sede del MINAGRI, en La Habana, Cuba, el 6 de noviembre de 2013. AIN FOTO/Tony HERNÁNDEZ MENALa Habana, 7 nov (AIN) Las nuevas medidas implementadas para facilitar la comercialización de productos agrícolas, experimentalmente en varias provincias cubanas, contribuirán a eliminar indisciplinas, y a crear un orden en los mercados minoristas.

Como explicó a la prensa José Puentes Nápoles, director de comercialización del Ministerio de la Agricultura, entre las ilegalidades que deben frenarse están el acaparamiento de productos y las violaciones de las normas que rigen la labor de trabajadores por cuenta propia (carretilleros).

Sobre estos últimos recordó que no pueden situarse frente o en los alrededores de los mercados, y deben permanecer alejados como mínimo a unos 300 metros.

Dijo que algunos de esos individuos compran mercancías a bajo precio, para luego revenderlas a las personas que llegan en su búsqueda y no las encuentran disponibles.

Por otra parte, también es frecuente que aparezcan puntos de ventas sin estar autorizados por el Consejo de la Administración Provincial (CAP).

Al respecto, Eduardo Tomé Consuegra, vicepresidente del CAP en La Habana, señaló que por incumplir estas disposiciones y las de planificación física fueron cerrados 190 de esos centros.

El funcionario aseveró que ya concluyó el proceso de identificación de las unidades a las cuales se vincularán las diferentes formas productivas, que les abastecerán de productos frescos.

Tomé Consuegra explicó que siempre se busca que estén en los alrededores de los núcleos poblacionales, para evitar largos desplazamientos en busca de ellos.

Estas disposiciones están dirigidas a propiciar mecanismos de gestión más ágiles, que contribuyan a reducir pérdidas en el proceso de comercialización y simplifiquen los vínculos entre el productor agropecuario y el consumidor final, incluyendo la posibilidad de que el primero concurra al mercado con sus propios medios.