Las Tunas, 1 sep (ACN) De a poco la pasión beisbolera recupera su sitio de privilegio dentro de la fanaticada deportiva en Cuba, previo al inicio de la 64 Serie Nacional este 2 de septiembre en ocho estadios del país, con el principal espectáculo pactado en el Julio Antonio Mella, cuando Leñadores de Las Tunas y Vegueros de Pinar del Río reediten la final de la contienda anterior.
Los locales buscarán extender su momento de gloria, luego de dos campeonatos de manera consecutiva que, junto al triunfo en la edición 58, los ubican como uno de los grandes animadores en los nuevos tiempos de los clásicos domésticos; mientras los pinareños apelarán a su pasado ganador y el orgullo que los incluye dentro de los cuatro históricos para emprender el trayecto hacia la corona.
Así como la distancia geográfica separa a cada territorio se muestran también las virtudes de cada selección sobre el diamante: los Leñadores, fieles a su apelativo, centran las armas en la ofensiva, con una alineación capaz de sanear las fisuras de los serpentineros, además de contar con un cuerpo de relevistas de garantías; en tanto, los Vegueros presumen de la calidad de los lanzadores desde las distintas especializaciones y un núcleo fuerte del lineup en labores de producir carreras.
Las bajas también denotan su existir en cada escuadra, pues los orientales lidiarán con las ausencias de toleteros del calibre de Rafael Viñales y Denis Peña; mientras los del extremo occidental se despidieron de los servicios de Yasser Julio González, convertido en uno de los sluggers con mejor desempeño en los últimos años y que ahora integra las filas de Industriales, y durante esta primera subserie Luis Pablo Acosta permanecerá en la lista de lesionados.
En el mes de septiembre ambos planteles han rivalizado en ocho oportunidades, con cinco victorias para la armada de Abeysi Pantoja por tres para los discípulos de Alexander Urquiola, aunque de por vida los de verde y amarillo llevan la delantera con 85 sonrisas en 163 encuentros.
La venidera campaña renovará emociones entre los parciales de cada bando, después de que Jean Lucas Baldoquín incrustara en la memoria colectiva aquel largo cuadrangular por el jardín izquierdo ante Raudel Lazo para sentenciar las acciones a favor de los del Balcón de Oriente en su propio escenario de competencia, nombrado por muchos como el bosque encantado.