Profundiza libro en injerencia de EE. UU. en república plattista

Compartir

ACN - Cuba
Sarahí Núñez Pérez | Fotos: Web Librería Virtual
50
01 Diciembre 2025

La Habana, 1 dic (ACN) En el espacio del Evento Científico Nacional por el aniversario 65 del Sistema de Escuelas de Instrucción Revolucionaria, se presentó hoy el libro “La representación de los Estados Unidos en la República plattista”, de la historiadora Francisca López Civeira.

Rafael Mariscal Pons, profesor principal de la disciplina de Historia en la Facultad de Preparación de Cuadros a cargo de la presentación, destacó que, en un contexto internacional donde se repiten ciclos históricos de imposición y desesperación de un imperialismo en crisis que pone en peligro la paz y la soberanía de los pueblos, desde Venezuela hasta Palestina, constituye un aporte invaluable el pensamiento valiente del Comandante en Jefe Fidel Castro por su crítica contundente en Naciones Unidas, paradigma que en la actualidad hace más falta que nunca.

La obra versa específicamente sobre cómo los cubanos asumieron la presencia de Estados Unidos durante el período de la República mediatizada por la Enmienda Platt (1902-1958).

Como señaló Mariscal Pons, este no es un tema nuevo en la bibliografía de la autora, quien ya había abordado aspectos similares en su texto “Los hermosos años 20”, ni tampoco es un campo inexplorado, pues existen otros estudios, como “Ser cubano”, de Louis A. Pérez, que tratan la construcción de la identidad cubana en relación con su poderoso vecino.

El libro, estructurado en varios capítulos, parte de una premisa clara: la nueva potencia mundial estaba demasiado cerca para resultar indiferente, pues más allá de las añejas pretensiones sobre la Isla, alertadas por José Martí, su inversión en la guerra independentista y el papel jugado en el fin del conflicto terminaron por acercarlos, una participación que fue, en esencia, una intervención.

Con el siglo XX, la ocupación militar y la imposición de la República bajo la Enmienda Platt condicionaron una mirada diferente hacia el vecino, que ahora “vivía en nuestra casa y se comportaba como dueño”, una mirada tan diversa como habitantes tenía la Isla, entonces con poco más de un millón de personas, destacó el presentador.

La cita sirvió para realizar un profundo recorrido histórico que explica la génesis de esas representaciones, como, desde antes del 68, corrió por las venas de muchos cubanos la corriente anexionista y como está fue contrapuesta luego con el independentismo.

Los sinsabores de la Guerra de los Diez Años y la cruenta Guerra del 95, que dejó una economía desastrosa, llevaron a muchos a desear terminar el conflicto a cualquier costo, ya fuera mediante el autonomismo o con la ayuda de Estados Unidos, opción que no era vista necesariamente como anexión, sino como una salida pragmática, lo que demuestra la complejidad de las posturas asumidas entonces y que vale la pena estudiar en profundidad.

Un factor crucial analizado fue la efectiva campaña de colonización cultural impulsada por Estados Unidos: la llegada temprana del cine, los automóviles, la electricidad y toda la parafernalia del “progreso yanqui” convirtió a Cuba en un escaparate, en “la niña de la cara lavada” del imperio. 

Este fenómeno, sumado a la creencia extendida de que Estados Unidos había dado la independencia, creó un maremoto de aceptación y admiración en amplios sectores de la población, sobre todo los más privilegiados.

La presentación puso el foco en una contradicción fundamental: la burguesía cubana nacida al amparo de esta República nunca fue una burguesía nacional, sino abiertamente proimperialista, integrada al círculo de poder.

Frente a esta mirada de asimilación, el libro también rescata las visiones de rechazo que germinaron, especialmente a partir de la crítica década de los años 20, con el resurgir de la conciencia nacional y la reivindicación de Martí. 

Personalidades como Juan Marinello, Carlos Rafael Rodríguez, Julio Antonio Mella, Emilio Roig de Leuchsenring y Fernando Ortiz comenzaron a mirar a Estados Unidos claramente como el opresor y el agresor, sentando las bases de un pensamiento antiimperialista crucial para décadas posteriores.

La obra sostiene que comprender las múltiples y a menudo contradictorias formas en que los cubanos han representado y se han relacionado con Estados Unidos es clave para desentrañar los desafíos del presente.

En tiempos donde el imperialismo, en crisis recurre a acciones desesperadas que amenazan la paz mundial y la soberanía de los pueblos, obras como esta iluminan las raíces profundas de la lucha cubana por su verdadera y definitiva independencia.