La Habana, 21 sep (ACN) La Compañía de Ballet Laura Alonso, del Centro Prodanza de Cuba, subió al escenario de la sala Avellaneda del Teatro Nacional este fin de semana con “Giselle”, una de las obras maestras del ballet clásico; puestas que rindieron homenaje a los 40 años del debut en el romántico personaje de una de las llamadas “Tres gracias del ballet cubano”, Ofelia González, bajo la guía entonces de la Maitre Laura Alonso como ensayadora.
Hija y sobrina de los pilares de la escuela cubana de ballet —Alicia, Fernando y Alberto Alonso—, e intérprete ella misma de diferentes personajes de la clásica obra, la Premio Nacional de Danza 2021 explicó que se trata de una producción renovada, que respeta y honra la coreografía de la madre, a la que se le han añadido ciertos matices sutiles en su construcción dramática y visual.
En exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias, la gran Maitre se refirió a las complejidades de producir algo como esto en las circunstancias actuales, y solo espera que lo realizado haya conseguido la magia que siempre busca el teatro frente al público; una historia de amor tan necesaria en estos tiempos; un amor que incluso supera a la muerte, enfatizó.
Con música del compositor Adolphe Adam, este ballet en dos actos, llega sin cambios significativos en las coreografías, según Alonso, pero sí remarcó intenciones y gestos que con aire fresco y absoluto respeto, permitieran un mayor lucimiento para un elenco muy joven y capaz.
Su salida y desempeño escénico como Bertha, madre de Giselle, en la función del sábado, no solo devino clase magistral frente a sus jóvenes pupilos, sino, además, una demostración de cómo se vive el rigor desde una compañía que desde el centro Prodanza, repercute en la excelencia de una tradición conservada en el tiempo.
Y si de rigor se trata, una invitada muy especial, sorprendió a los asistentes a la sala: Sadaise Arencibia no andaba en puntas como la infortunada campesina tantas veces aplaudida en su piel, sino como Bathilde, hija del Príncipe, prometida de su amor, Albrecht.
En declaraciones a este medio, la actual Maitre del Ballet Nacional de Cuba, agradeció la invitación de la Maestra Laura Alonso y destacó el placer y honor inmenso de acometerlo y compartir escena, no solo en este, sino en futuros momentos; a la vez que elogió la actuación de la joven Patricia Hernández, quien se enfrentó por primera vez al rol completo de Giselle.
Para la primera bailarina, integrante de la compañía desde 2008, esto representó un enorme reto y un privilegio, calificándolo como el ballet más difícil que puede enfrentar un profesional de la danza clásica, consciente de que ese personaje completa la carrera de cualquiera que desee dejar huella en el arte danzario.
Aun emocionada tras cerrarse el telón, Patricia agradeció el calor del público, además de manifestar honda emoción y deseos legítimos de que ojalá algún día pueda parecerse a lo que hiciera la gran Alicia Alonso.
Destacó, además de las complejidades técnicas del personaje protagónico, las diferentes situaciones a nivel psicológico que vive Giselle, entre la alegría del amor, la locura, y el duelo de redención y amor más allá de la muerte; colocando al trance de enajenación antes de cerrar el primer acto como el más complejo: ríe, llora, mira a la nada como ciega, y utiliza el cabello desordenado —homenaje también a Alicia— como un elemento dramático que refuerza ese estado mental.
Para ello, no podía tener mejor partenaire en el rol del Duque de Silecia, Abraham Quiñones, quien, a sus 35 años, se enfrentó quizás al mayor desafío de su carrera: debutar como Albrecht, junto a una compañera de muchos años, y con quien tiene una comunicación óptima técnicamente.
Quiñones confesó buscar inspiración viendo muchos videos de otros bailarines, citando a figuras cimeras del ballet clásico en Cuba como Jorge Esquivel y José Manuel Carreño; además de construir esa emotividad que pasa por una interpretación muy personal de la tragedia presente en la obra; ahí radica la verdadera complejidad del personaje, agregó.
“Giselle”, estrenada en 1841 en la Ópera de París, constituye una pieza fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX; y narra la historia de una joven campesina que se enamora del conde Albrecht, quien se disfraza de villano para cortejarla; al final, debilitada física y emocionalmente, Giselle se apuñala con la espada de Albrecht y muere.
La función de este domingo a las 5:00 p.m. cerrará la temporada, que contará con otro grupo de presentaciones los días 21, 22 y 23 de noviembre en la propia Avellaneda, donde se espera asista la homenajeada Ofelia González, quien, por razones personales no pudo estar en estas funciones septembrinas.
Los roles de hoy serán asumidos por Rachel Mendoza, también debutante en el personaje de Giselle, con solo 22 años; Isaías Rodríguez como Albrecht, la maestra y ex bailarina del Ballet Nacional de Cuba, Moraima Martínez, encarnará a la madre de la protagonista; e Hilarión, el furibundo guardabosques enamorado de Giselle, es interpretado durante toda la temporada por el enérgico Pablo González.
Por su parte, la destacada actriz italiana Francesca Prandi llegará como invitada especial al personaje de Bathilde, además de Helson Hernández, quien durante las tres funciones se desempeña como el príncipe de Courtland; y Haden Pérez como una exquisita Myrtha, Reina de las Willis.