Reencuentro con un pasado provechoso en Artemisa

Compartir

ACN - Cuba
Joel Mayor Lorán | Foto: Autor
112
09 Septiembre 2024

Artemisa, 9 sep (ACN) Un día cerró la etapa de las escuelas en el campo, esparcidas como semilleros de futuros profesionales, sobre todo por el territorio de la otrora provincia La Habana, donde nacieron luego Mayabeque y Artemisa, pero la mayoría no olvida; por eso, organizan diversos reencuentros.

   Sobresalen los de quienes pasaron años en el Instituto Preuniversitario en el Campo República Popular del Congo, artífices ya de dos citas masivas entre alumnos, profesores y otros que trabajaron en ese centro estudiantil.

   De hecho, la actividad más reciente (hace apenas dos días), inició con el homenaje a un recién fallecido cocinero de la escuela, muy querido por todos, y continuó con la visita al lugar donde estuvo el plantel; no importa que no quedaran ruinas siquiera, allí estaban las raíces de muchos.

   Así que varias generaciones montaron en ómnibus escolares, como antaño, y partieron a revivir momentos; a conocer las profesiones, familias y senderos que tomaron sus amigos; agradecer a los profes; bailar y reír juntos.

   La bonita idea surgió cuando los años pusieron en su justo lugar lo vivido: prevaleció valorar cuántos realizaron sus sueños; entender el valioso tesoro que les regalaron sus profesores; aquilatar el sitio donde forjaron amistades, el del primer gran amor y el primer beso, el de un pedazo importante de miles de vidas, el de tantos días felices.

   Pudo más la nostalgia de hoy que los pesares de entonces, cuando la mejor noticia era salir de pase, escapar de obligaciones e incomodidades, eludir guataquear naranjales o limpiar el albergue… y volver al hogar donde los mimaban.

   Al pasar varias décadas, dejaron de ser molestos los anticuados abrigos azules que vestían, los mosquitos, las duchas en temporada de frío y los amaneceres para ir a trabajar al campo. Algunos hasta tendrán historias que sus mecanismos de defensa borraron para siempre.

   Entre aquellas columnas inexistentes ahora, además de amigos y parejas, hubo amores no correspondidos y lazos rotos, solo que el corazón no es una balanza sino un acertijo, capaz de elegir lo mejor para guardar.

   ¿Qué guardaron, entonces, y los atrajo de vuelta? Las maravillosas clases de un claustro que no le envidiaba nada a ningún otro en el país. Los amigos que no importa qué estudiaron o dónde viven hoy, porque están cuando hacen falta. Los cientos de anécdotas y experiencias.

   Si subir lomas hermana hombres, por supuesto que compartir estudio, labores agrícolas, horarios de baño, de comida, de recreación y de sueño, practicar deportes o lavar el uniforme, les forjó el espíritu y el carácter.

   Quizás otros no puedan entender cómo puede ser hermoso despedirse de la familia y las comodidades del hogar, para irse a dormir en literas, a comer lo que no solía quedar como en casa y a sudar sobre un surco cada día; sin embargo, entre miles de egresados predomina la gratitud.

   Martina Laza Figueredo revivió la inauguración del plantel en 1975, por el Comandante en Jefe Fidel Castro y Marien Ngouabi, entonces presidente del Congo, y la elección de diez alumnos destacados para visitar la nación africana. Recordó que les llevaban orquestas como Aragón e Irakere, festivales de música y el cine móvil.

   Entretanto, Juan Permuy Felipe defendió a este como un grupo de amor, de amistad, de compañerismo. “Eso es lo que ha significado el Congo”, alegó.

   “Hasta comenzamos a construir un nuevo sueño. Invitamos al campesino que tiene en usufructo la tierra donde estaba el pre, y estuvo de acuerdo en el proyecto de rescate de esos terrenos; no vamos a construir, porque Cuba no está en condiciones de eso, pero sí convertirlo en algo bonito. Será el regalo para 2025, cuando la escuela cumpla 50 años de fundada”.