Octubre, el mes más temible de la temporada ciclónica

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ACN - Cuba
Lino Luben Pérez | Foto: Archivo
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28 Octubre 2025

 La Habana, 28 oct (ACN) El Instituto de Meteorología es uno de los pocos en la región latinoamericana que emite sus pronósticos desde 1996, cuando los doctores en ciencia Ramón Pérez Suárez, Cecilia González y Maritza Ballester (fallecida) crearon uno de carácter estacional para predecir el comportamiento de la temporada ciclónica, que va del primero de junio hasta el 30 de noviembre en el área geográfica del océano Atlántico tropical, incluido el Golfo de México y el mar Caribe.

   Un caso elocuente es el seguimiento de Melissa, el sexto con nombre femenino de los 20 nominados para 2025, que incrementó su intensidad hasta alcanzar este lunes vientos máximos sostenidos de 260 kilómetros por hora, con rachas superiores y presión central de 917 hectopascal y, convertido en un huracán categoría cinco en la escala Saffir-Simpson, comenzará a impactar por el sur de la región oriental, donde de manera  progresiva provocará el deterioro de las condiciones meteorológicas.

    En consecuencia, el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil estableció la Fase de alarma ciclónica para las provincias de Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín, Granma, Las Tunas y Camagüey; la de Alerta para Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, mientras que para las de Cienfuegos, Villa Clara, Matanzas, Mayabeque, La Habana, recomendó activar sus consejos de defensa.

    Las decisiones en ese sentido han sido adoptadas por la Defensa Civil,  con anticipación y de conjunto con los Organismos de la Administración Central del Estado, a fin de poner en práctica su proverbial sistema de medidas de enfrentamiento con el objetivo esencial de proteger a la población, sus bienes, medios y recursos  de la economía en medio de una compleja operación que repiten desde hace años y que posee reconocimiento internacional.        

   Por la experiencia acumulada, sus especialistas consideran que el décimo mes del año es el más peligroso de ese aciago semestre en general, debido a desmesurados vientos, penetraciones del mar e inundaciones, cuando apenas favorecen sus lluvias para el llenado de los embalses en el país, aunque si son excesivas provocan desbordamientos arrasadores, en tanto existe plena identificación  en tal dirección siempre sobre la base de los hechos e impactos históricos ocurridos en ese período.

  Una considerable cantidad de organismos ciclónicos afectan el territorio nacional durante esos 31 días, sobre todo los intensos; es decir, los que llegaron con vientos máximos sostenido de 148 kilómetros por hora y en torno a lo cual hay una cronología sorprendente.   

   Si se tiene en cuenta la velocidad de los vientos máximos promediados en un minuto, se clasifican en depresión tropical, cuando son inferiores a los 63 kilómetros por hora; tormenta tropical, de 63 a 118 km/h, y huracanes, si igualan o superan los 119 km/h.

  En cuanto a estos últimos, existe la escala Saffir-Simpson, que los divide en cinco categorías: en la primera caben los que tienen  vientos máximos sostenidos de 119 a 153 km/h; en la segunda  de 154 a 177; en la tercera de 178 y 208; en la cuarta de 209 a 251, y en la quinta de los 252 km/h. De la tercera en adelante son considerados intensos, lo cual refleja a Melissa y su errático rumbo por el mar Caribe.

   Son elocuentes los ejemplos de los más dañinos por el número de muertes provocadas, entre ellos el de San Francisco de Borja, que en 1870 dejó sin vida en Matanzas a 800 personas; el de los 5 días en 1910 en Pinar del Río a 100; y el de 1926 en La Habana y la Isla de la Juventud a 650.

   Apenas en esos dos últimos territorios, el de 1944 mató a 300; el Flora, en 1963 en la región oriental, a 2000 y con vientos de 225 kilómetros por hora constituyó uno de los más devastadores que pasaron por Cuba en el Siglo XX.

   Con su delicado nombre, penetró por la Punta de Maisí, giró por Manzanillo, entró de nuevo por Santa Cruz del Sur y posteriormente salió por la costa norte de Oriente, todo durante tres días de azote.

   La relación de ellos contempla el del 17 de octubre de 1996, cuando Lily cruzó por el Este de la Isla de la Juventud, entre Punta del Este y Cayo Largo del Sur, y causó estragos en la economía nacional.

  Dos años después, el 13 de octubre de 1999, Irene, atravesó la Isla de la Juventud, sin ocasionar perjuicios de consideración, y se internó en la isla grande.

   Desde la segunda mitad del Siglo XIX la meteorología tropical comenzó a desarrollarse con mayor intensidad en Cuba, donde se acumula una mayor documentación científica acerca de los fenómenos hidrometeorológicos, con la existencia de un moderno y efectivo sistema de observación, reconocimiento y apreciación sobre su futuro comportamiento.

    Un ciclón tropical es un término genérico que se emplea para designar a los sistemas de bajas presiones que se forman en los océanos, en un ambiente homogéneo y generalmente en la zona tropical.

   Están acompañados de una amplia área de nublados, con lluvias, chubascos y tormentas eléctricas, y tienen asociados una circulación superficial de los vientos en sentido contrario al de las manecillas del reloj en el hemisferio norte, y en el mismo sentido que éste en el sur.

   La reducción del riesgo de desastre en Cuba surgió con la estrategia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, después de los azotes del huracán Flora en la región oriental, bajo el nombre de Voluntad hidráulica y que significó la construcción de una infraestructura para el aprovechamiento hidráulico que supera los ocho millones de metros cúbicos en 239 presas.

  Un respaldo pleno a su enfrentamiento ofrece el servicio meteorológico nacional, con profesionales de elevada calificación en 68 estaciones existentes en el país, 14 centros provinciales y una red de radares, que mantienen un seguimiento a las  temporadas ciclónicas u otros fenómenos naturales o técnicos