Santa Clara, 23 feb (ACN) Hace ya 68 años que en el variopinto campus de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV) se alberga, cual tesoro, el Jardín Botánico de Villa Clara, espacio de convivencia con especies naturales, que devienen, además, patrimonio cultural e identitario de la nación.
Más de 800 especies entre árboles frutales, maderables, textiles, medicinales y melíferas, así como plantas ornamentales para jardinería, componen ese importante ecosistema que, por su relevancia, se incluye en la Red Nacional de Jardines Botánicos de Cuba.
Aunque se funda en 1956 en áreas aledañas a la Escuela de Ciencias de la universidad, por su gran connotación, en 1990 adquiere el nombre de Jardín Botánico de Villa Clara y en 2003 se convierte en Centro de Estudios de la UCLV.
Asimismo, según declaraciones de Idelfonso Castañeda Noa, director de la entidad, el jardín acoge una importante colección de plantas vivas que incluye al arboretum histórico y la creación de nuevas colecciones como el matorral xeromorfo espinoso sobre serpentinita (cuabal), el bambusetum, el área de plantas umbrófilas y la sección de plantas económicas con áreas de frutales y de especies medicinales y aromáticas.
De igual forma, destacó la integración de espejos de agua que proporcionan lagunas y plantas de vistosas flores, unido a objetos arquitectónicos sobre la base de madera rolliza; que lo convierten en un sitio de incuestionable belleza.
Agregó que la instalación trabaja en programas de conservación de especies endémicas locales a través de la aplicación de técnicas de conservación ex situ–in situ, en la actualización del Libro Rojo de la Flora Vascular de la provincia de Villa Clara, y continúa su misión en la formación de estudiantes de las carreras de Agronomía y Biología, fundamentalmente.
El centro cuenta también con el Herbario “Dr. Alberto Alonso Triana”, reconocido internacionalmente en el Index Herbarirum, con colecciones de plantas disecadas que superan los 26 mil números de materiales, en la mayoría de los casos con duplicados; de ellos más de cuatro mil corresponden a la colección histórica.
Castañeda Noa explicó que, para una entidad como esta, la labor investigativa resulta primordial, pues sustenta científicamente el trabajo de conservación de las especies.
Las actividades deben tributar a la resolución de problemas ambientales reales ya que las estrategias de conservación en los arboretums, la reserva de posturas, el cuidado de los hábitats y ecosistemas naturales que existen en el jardín no están completos sin los proyectos de investigación que dotan de rigor el trabajo, puntualizó.
A casi 70 años de fundado, el Centro de Estudios Jardín Botánico de Villa Clara ofrece valiosa información y conocimiento sobre las plantas, su evolución y situación ambiental, y se vincula a proyectos de investigación para el estudio de especies en peligro como el llamado ciprés (arbusto espinoso autóctono de este territorio con características muy particulares en su floración), y otros de alcance nacional como la Tarea Vida, que le han permitido trascender la investigación y realizar actividades de proyección social con impacto ambiental.