La Habana, 7 sep (ACN) El 7 de septiembre de 1957, hace 68 años, se publicó por primera vez y de forma clandestina el periódico Sierra Maestra como órgano del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) para difundir las luchas contra la tiranía y la verdad de lo que realmente ocurría con la gesta revolucionaria en Cuba.
Desde entonces y de forma ininterrumpida, sus autores lo mantuvieron en la primera trinchera del combate informativo frente a las campañas mediáticas enemigas en la antigua provincia de Oriente, y llegó a ser en la década del 70 el tercer periódico de Cuba en tirada y circulación en lo que era entonces la tercera parte del país y hoy son cinco provincias.
Ante la creciente desinformación en Cuba por los medios oficiales del régimen de Fulgencio Batista en 1957, campaña apoyada por las agencias internacionales de noticias al servicio de Estados Unidos, se hacía imprescindible que el M-26-7 buscara vías alternativas para llevar la verdad al pueblo oriental, de acuerdo con periodistas especializados en su historia.
Frank País García, jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento, llegó a ser uno de los principales inspiradores del surgimiento de Sierra Maestra en la clandestinidad para la zona oriental del país, el cual tuvo como antecedentes el Boletín Informativo y Últimas Noticias.
Aunque Frank País no pudo ver en vida el primer número de la publicación, pues lo asesinaron el 30 de julio de 1957, siempre le confirió priorizada atención a la propaganda revolucionaria y destacó la importancia estratégica de mantener informada objetivamente a la población sobre la lucha revolucionaria contra la tiranía, tanto en la Sierra Maestra como en el llano.
El Movimiento orientó desde inicios de 1957 que en cada provincia se editara un boletín con el nombre de Sierra Maestra y adelantó que cuando se creara nacionalmente el órgano del M-26-7 se llamaría Revolución, como así ocurrió después del triunfo del 1ro. de enero de 1959.
Sierra Maestra clandestino constituyó una tribuna de denuncia de los crímenes y abusos de las fuerzas represivas del régimen y sus principales fuentes de información del boletín provenían de la jefatura del Ejército Rebelde, de los partes de Radio Rebelde, y comunicados de los jefes de acción y sabotaje del Movimiento en las ciudades, y de las alocuciones de Fidel en la Sierra Maestra.
El entonces boletín clandestino, tenía un formato de 22 por 17 centímetros y tuvo hasta ocho páginas, con una tirada de 23 mil ejemplares.
En Santiago de Cuba el boletín Sierra Maestra se editó en varias partes de la ciudad, incluido un túnel, incluida la Casa Cartaya, una tienda de efectos eléctricos situada en la calle de San Félix, entre San Jerónimo y Callejón del Carmen.
Los jóvenes que operaban el mimeógrafo allí instalado trabajaban toda la semana y sólo descansaban los domingos para no llamar la atención de 10 a 15 guardias de la dictadura que permanecían en una junta Electoral situada a una cuadra de la Casa Cartaya.
La distribución se efectuaba por diversas vías, aunque sobresalieron valerosas mujeres que lo llevaban bajo faldas preparadas especialmente para trasladarlo, muchas veces frente a las narices de los guardias y policías de la dictadura.
Al menos se conoce de un número de Sierra Maestra clandestino editado en Miami (Florida), en julio de 1958.
Según relato de Miguel Deulofeu, quien estuvo a cargo de la propaganda del M-26-7 en la antigua provincia de Oriente, el 25 de diciembre de 1958 se editó en offset el último número de Sierra Maestra clandestino.
Este último boletín clandestino de Sierra Maestra circuló en las calles de Santiago de Cuba y los alrededores del Parque Céspedes, en ocasión de la entrada triunfal del Ejército Rebelde a Santiago de Cuba, encabezado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Con el triunfo de la Revolución el 1ro. de enero de 1959 el periódico Sierra Maestra se convirtió en órgano oficial de la Revolución en la antigua provincia de Oriente y precursor en la primera mitad de la década del 70 de los actuales periódicos en las provincias de Granma, Guantánamo, Holguín y Las Tunas con cuatro ediciones diarias para esas regiones de entonces y otra quinta sólo para la capital Santiago de Cuba.