La Habana, 8 ago (ACN) Dayanis Montero apenas roza los quince años, pero carga con la templanza de una veterana; mañana, cuando el sol despunte sobre Asunción, Paraguay, será la encargada de romper el hielo para la delegación cubana en los II Juegos Panamericanos Júnior.
No lo vio venir; hace apenas medio año sostenía una escopeta por primera vez, más por curiosidad que por destino; hoy, en cambio, “La China”, como la llaman sus compañeros y su entrenador Daniel Hernández, apunta alto, con la certeza de quien sabe que hace historia: es la primera tiradora cubana en representar a la Isla en un evento internacional de skeet.
Y aunque apenas mide lo que la cámara deja ver y su figura no impone físicamente, cada palabra suya golpea con la precisión de un disparo certero.
Su historia, contada a la colega Eyleen Ríos, enviada especial del medio digital Jit, tiene algo de guion cinematográfico, como si el azar hubiera sido cómplice del talento.
Un día cualquiera en Jaruco, Mayabeque, acompañando a su padrastro a ver entrenamientos, la pequeña se acercó a un grupo de tiradores; el entrenador Daniel la observó, cruzaron miradas, y el resto es este presente impensado.
Quise saber un poco más y así empezó todo, recuerda con la misma sencillez con la que se aproxima ahora al mayor reto de su corta carrera deportiva.
Es un sueño cumplido y una nueva meta, dice flotando, caminando en las nubes, todavía incrédula de estar allí.
Pero no se deja engañar por la emoción: todo es cuestión de mucha concentración; tienes fracciones de segundos para reaccionar y disparar, explica a Ríos como si hablara de poesía matemática; así se conecta con su arma, la extiende como una extensión del alma y respira hondo antes de cada intento
Este sábado será su bautismo de fuego; intentará derribar 75 platos repartidos en tres series, buscando una puntuación que la ubique entre las seis mejores y le permita soñar con el podio dominical
Sabe que es difícil, que el skeet se alimenta de la experiencia, de los nervios templados, de los silencios internos.
Pero Dayanis Montero no cree en imposibles; vamos a intentarlo, y si se puede, pues felicidades; en caso contrario, sabré que di lo mejor de mí, sentenció.
En su figura se reflejan los valores de toda la delegación cubana: osadía, coraje, juventud; una generación que compite en Asunción por demostrar que el talento cubano se mantiene intacto, incluso en un contexto regional donde la competencia ha crecido y se multiplican los campeones mundiales y continentales.
Los Juegos Panamericanos Júnior no son una parada más, sino un cruce de caminos, una cantera de futuros olímpicos, un termómetro del desarrollo deportivo del continente.
Para Cuba, constituyen una reafirmación, y para Dayanis, el punto de partida de un sueño que acaba de comenzar… con un disparo.