Nueva Gerona, 10 sep (ACN) Más de un tercio de los bosques en Isla de la Juventud está compuesto por manglares, formación vegetal -refugio para diversas especies- que también actúa como barrera natural contra el cambio climático.
Esos ecosistemas se extienden a lo largo de las costas norte, este y oeste del municipio especial, así como en los estuarios de sus ríos, dijo Yordanka Betancourt Gambino, jefa del departamento de Medio Ambiente en la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Destacó que los manglares pineros representan un "universo casi desconocido" para la ciencia. Estos ecosistemas son un "paraíso verde" que sustenta tanto la fauna terrestre como la marina, aunque su complejidad y equilibrio ecológico aún no han sido estudiados a profundidad.
Significó que las hojas, ramas y raíces de estas plantas aportan nutrientes esenciales a una variedad de especies marinas y terrestres, incluyendo peces, moluscos, reptiles e incluso mamíferos.
La investigadora subrayó la importancia de los manglares como una defensa natural frente al cambio climático. Sin embargo, advirtió que el aumento del nivel del mar y la intensificación de huracanes podrían poner en riesgo esta barrera vital, afectando a un ecosistema que ya enfrenta desafíos ambientales.
A pesar de que los manglares pineros exhiben buena salud hasta el momento, Betancourt enfatizó la necesidad de estar alertas ante posibles amenazas a esta especie única que ha desarrollado adaptaciones especiales para sobrevivir en terrenos de alta salinidad y anegados.
Aunque existen regulaciones en Cuba destinadas a proteger estos ecosistemas, Betancourt insistió en que su conservación depende también de la conciencia pública sobre su importancia crucial para el hábitat de numerosas especies, incluido el ser humano.
Su preservación es fundamental para el equilibrio ecológico, al tiempo que representa un legado invaluable para las futuras generaciones, por lo que llamó a aunar esfuerzos para proteger este tesoro natural que, a pesar de su belleza y riqueza biológica, sigue siendo vulnerable a las acciones humanas y los efectos del cambio climático.