La Plaza Martiana de Las Tunas, obra del arquitecto Domingo Alás Rosell, simboliza la extraordinaria marcha patriota de José Martí. En una de sus entradas se encuentra un monumento donde cayó durante la Toma de Las Tunas, en agosto de 1897, Angel Perfecto de la Guardia Bello, único testigo de la muerte del Apóstol en Dos Ríos.
Creación del artista de la plástica Rogelio Ricardo resulta un homenaje al joven que, con solo 22 años, supo ganarse un meritorio lugar en las páginas de la historia de Cuba no solo por haber coincidido con Martí aquel fatídico día de mayo, sino también por su valentía y destreza en el campo de batalla, y estar bajo el mando de los más grandes jefes militares de las luchas independentistas.
Justo a la entrada de la referida Plaza, un fragmento de calle también lleva el nombre de Angel de la Guardia Bello, quien nació el 16 de febrero de 1875, en Jiguaní, antigua provincia de Oriente, y con 20 años, en abril de 1895 ingresó en el Ejército Libertador incorporándose como soldado a las órdenes del Mayor General Bartolomé Masó.
Mary Elsa Marrero Mendoza, museóloga del sitio histórico, califica a este mambí como “la destreza hecha hombre”. El 18 de mayo de 1895 llegó junto a las tropas de Masó al campamento de Dos ríos, y un día después acompañó a Martí para convertirse así en testigo de su caída en combate.
De la Guardia Bello fue la persona que supo bajo qué condiciones falleció el Maestro e hizo todo lo posible por rescatar su cuerpo, que yacía en el suelo derramando mucha sangre; allí Angel también resultó herido y solamente pudo escapar de fallecer gracias a que su caballo le sirvió de recibiendo más de una veintena de disparos.
Cuando se recuperó de aquel trágico suceso en Dos Ríos, participó en julio de ese mismo año en la batalla de Peralejo y ya nombrado Capitán, peleó en la columna invasora de Antonio Maceo desde Baraguá hasta Mantua, posición en la que fue ascendido a Comandante en febrero de 1896 tras el Combate Paso de Real de San Diego.
Fue el héroe en la toma de Cauto Embarcadero y ocupó el cargo de ayudante de campo del Mayor General Calixto García, además de participar con gran protagonismo en el ataque a Jiguaní, su terruño natal.
Durante la última toma de Las Tunas -- acción en la que también participó el Ismaelillo de Martí--, Calixto García lo nombró jefe del Regimiento Vicente García y el 29 de agosto de 1897, cuando ya había intervenido cuatro de los fortines que rodeaban la ciudad, resultó gravemente herido al salir de la trinchera.
Angel Perfecto de la Guardia Bello perdió la vida en la jornada siguiente después de haberse ganado, en solo dos años, el respeto de los más grandes estrategas independentistas. Por su destreza en el campo de batalla recibió post mórtem el grado de Coronel.
¡Es enero! Y cuando toda Cuba rinde homenaje a José Martí en el aniversario 171 de su natalicio, en Las Tunas se eterniza la alabanza al Apóstol y por qué no, a quien fuera el único testigo de su caída en combate, un “Ángel” guardián armado de valentía y amor por Cuba.