Antes del triunfo revolucionario de 1959, la propiedad y productividad de la tierra constituía uno de los problemas fundamentales de la sociedad cubana, y una vez alcanzada la victoria de aquel primero de enero, encabezó las principales transformaciones del nuevo gobierno.
Fidel Castro en su alegato de autodefensa conocido como La Historia me Absolverá, ante el tribunal que lo juzgaba por los acontecimientos del 26 de julio de 1953, describe la situación agraria del país en esa época al expresar que el 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos estaba pagando renta y vivía bajo la perenne amenaza del desalojo de sus parcelas.
“Hay 200 mil familias campesinas que no tienen una vara de tierra donde sembrar unas viandas para sus hambrientos hijos y, en cambio, permanecen sin cultivar, en manos de poderosos intereses, cerca de 300 mil caballerías de tierras productivas”, sentenció.
La promulgación de la Ley de Reforma Agraria, el 17 de mayo de 1959, asestó un duro golpe al latifundio, suprimió los desalojos y el abandono rural y contribuyó a iniciar los cambios de las paupérrimas condiciones de vida rural para beneficio de los campesinos, dueños ahora de sus tierras, de ahí la importancia para la independencia económica de la nación.
Santiago de Cuba cuenta con 38 mil 676 tenentes de tierra y un área agrícola de 355 mil hectáreas (ha) destinadas a la ganadería, al cultivo de la caña, frutales y café, este último como renglón exportable.
A 70 años del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, existen en la Isla caribeña, sin contraponerse, diversas formas de propiedad y explotación de la tierra.
Luis Daniel Roger, subdelegado de la agricultura en el territorio suroriental, refirió en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias que la provincia cuenta con 480 estructuras productivas, divididas en 173 Unidades Básicas de Producción Cooperativa, 82 Cooperativas de Producción Agropecuaria y 225 de Crédito y Servicios.
Una medida más actual fue la ley que proporciona terrenos estatales ociosos en usufructo a personas con posibilidades para trabajarlos, mediante la cual miles de cubanos se incorporan a la producción de alimentos, sector prioritario en la estrategia de desarrollo socioeconómico nacional, expresó.
Dijo que se suministraron hasta la fecha ocho mil 856,55 ha a empresas, en función de cultivar los productos que necesitan para el consumo de sus trabajadores.
Se refirió a la continuidad de entrega de parcelas que persisten inactivas, de manera fundamental, en las áreas más intricadas de las montañas, donde mayoritariamente no se cuenta con fuerza de trabajo.
Otorgar tierras a los jóvenes, resulta un proceso primordial apoyado por organizaciones y ministerios, a fin de brindar información sobre las posibilidades ofrecidas en el país para la realización de sus planes de vida vinculados a las producciones agropecuarias.
Constituye prioridad, señaló, el fortalecimiento del trabajo de inspección, pues existen propietarios que por diferentes causas no prestan la atención requerida a los terrenos.
La estrategia de soberanía alimentaria concibe que cada municipio origine lo necesario, con el objetivo de satisfacer las necesidades de su población, mediante programas de producción agrícola, integración de entidades y aprovechamiento de potencialidades endógenas para el adelanto de las comunidades.
El directivo explicó la labor realizada desde un enfoque nutricional, en aras de brindarle al organismo de cada grupo social el alimento propicio, por lo cual se controlan de manera constante los 16 programas impulsados en la provincia.
Significó que por las características montañosas de Santiago de Cuba se desarrollaron áreas agrícolas en todos los municipios, las cuales suman 14 mil 62 ha, dedicadas a la siembra compacta de plátano, boniato, yuca, malanga, ñame y otras viandas rústicas.
Destacó la labor realizada en los 30 polos productivos, en función de obtener calidad en la cosecha y altos rendimientos, especialmente en el de Laguna Blanca, de Contramaestre, con nuevas plantaciones de plátano burro y la incorporación de clones, muchos de ellos con sistema de riesgo, y en El Alambre, de San Luis, a través de la aplicación de la agroecología, como variante ante el déficit de recursos.
Subrayó la consolidación de la agricultura urbana, suburbana y familiar, diseñada para producir con bajos insumos, lo que posibilitó el aumento en la obtención de hortalizas.
Resaltó también la construcción de un organopónico de 816 cámaras en Segundo Frente, con elevados niveles de eficiencia que permiten envíos a la ciudad cabecera.
En saludo a la conmemoración del 26 de julio en la provincia, sede de las actividades centrales, se labora para alcanzar la siembra de 70 mil hectáreas de alimentos, aspiración en la que se emplea, además, el policultivo, áreas de ganaderías con masa insuficiente y fincas forestales, entre otras alternativas.
Roger manifestó que el problema más tenso resulta la disposición de áreas vacías, porque lograr lo propuesto requiere cosechar, preparar y sembrar la tierra en varias ocasiones.
Aseguró que los cultivos con mayor predominio son la calabaza y el maíz, alimentos comercializados actualmente en los mercados y ferias populares.
Millones de cubanos vieron hacerse realidad sus sueños gracias al cumplimiento del Programa del Moncada, convertido hoy en guía, continuidad y resultado del proceso socialista nacional.