
En las últimas semanas de diciembre de 1958 el Frente Norte de Las Villas, dirigido por Camilo Cienfuegos, con apoyo de las tropas de Ernesto Che Guevara, todos los poblados de esa región, en tanto efectivos fuertemente armados no tuvieron mejor idea que refugiarse en el cuartel del Regimiento Leoncio Vidal, en Yaguajay, única posición aún en manos del gobierno pero que solo serviría de ratonera.
Tal situación táctico militar convirtió al poblado en objetivo a tomar por las fuerzas rebeldes para culminar la completa emancipación de la antigua provincia villareña, incluyendo su capital Santa Clara, rodeada también por la columna del Che que junto a la de Camilo habían salido desde la Sierra Maestra con la misión de ocupar ese territorio y extender la guerra hacia occidente.
En la noche del 25 de diciembre de 1958, los 350 soldados refugiados en el cuartel de Yaguajay, en las afueras del poblado, oyeron un chirriar metálico en la oscuridad reinante y muchos aterrorizados pensaron que los tanques se habían pasado a los rebeldes.
Los efectivos del ejército batistiano se prepararon para lo peor, sin sospechar que el ruido provenía de un tractor de estera blindado de forma artesanal, el cual por su estado técnico no pudo atacar con un lanzallamas a pesar del empeño que pusieron sus constructores, los obreros del Central Narcisa, quienes accedieron a la petición de Camilo de construir el Dragón, que sería el primer tanque de las fuerzas revolucionarias.
El equipo fue reparado y se le reforzó su blindaje, aunque el fuego enemigo lo averió definitivamente y la dotación tuvo que abandonarlo.
No obstante, aquel intento de ataque con un tanque improvisado tuvo gran repercusión en la moral de los soldados de la dictadura de Fulgencio Batista, en quienes predominaba ya la idea de lo inútil de seguir combatiendo.
Durante una tregua solicitada por el ejército en Nochebuena, el día 24 fue aprovechada por Antonio Sánchez Díaz, el entonces capitán Pinares, para entrar en el cuartel y saludar con cordialidad a los soldados. Habló con Alfredo Abón Lee, jefe de la tropa sitiada, para convencerlo de la rendición pero lo que deseaba era extender la pausa con la evidente intención de ganar tiempo en espera de refuerzos.
La guarnición tendría que sufrir otras sorpresas desagradables en días de cerco y ataque de los revolucionarios, que habían tomado el resto del pueblo.
Quizás ese cuartel era el único del país con una línea de ferrocarril hasta el patio, vía por la que los rebeldes le enviaron un carro cargado de explosivos que derrumbó gran parte del muro trasero de la instalación, impactada además en los días finales de año por disparos de morteros y bazucas, que sobre todo causaron muchos muertos que debieron enterrarse en los jardines interiores inundando el lugar con un fétido olor.
El 31 de diciembre de 1958, los sitiados tenían ya pocos alimentos y agua, sus esperanzas de un refuerzo se disiparon ante la realidad del desplome de la dictadura, lo cual obligó a Abón Lee a capitular.
La Columna de Camilo, desde entonces conocido por su victoria como el Héroe de Yaguajay, capturó 400 armas -entre ellas bazucas y ametralladoras- que junto con las ocupadas por las tropas del Comandante Ernesto Che Guevara en la toma de Santa Clara hicieron posible el avance victorioso hacia la capital del país. (Jorge Wejebe Cobo, ACN)