“Una por una todas las generaciones de artistas han esperado pisar ese escenario que –según una de sus leyendas- consagra a quien debuta en sus tablas.”
(Teatro Sauto: vidas en plural, de Amarilis Ribot).
En agosto de 1994 el simbólico teatro Sauto, en la ciudad de Matanzas, acogió el espectáculo ¡Viva el verano!, una función con niños, payasos y muñecos, fruto de la creatividad de un grupo de amigos que entregó al público necesarios estímulos a los cuales asirse en plena etapa del llamado Período Especial.
Canción de otoño, El cuento de invierno, ¡Buenos días primavera! y otras puestas en escena se sucedieron con éxito, fue entonces cuando ante la urgencia de una identidad propia, el actor Freddy Maragotto se percató de que el emprendedor grupo de artistas ya tenía Teatro de Las Estaciones.
A dos décadas del nacimiento de la agrupación, con sede en la calle Ayuntamiento entre Medio y Milanés, persiste el ánimo renovador de sus inicios, para ofrecer propuestas multidisciplinarias que vinculen la diversidad de manifestaciones artísticas y eduquen con fantasía.
Dice Rubén Darío Salazar, director del colectivo, que no solo se instruye en las aulas, sino también cuando se incita a disfrutar de las artes, ya sea con la representación de una obra internacional como La Caperucita roja, o La Virgencita de Bronce, colmada de cubanía.
Corren tiempos en que las culturas de savia popular o de masas, a instancia global, son permeadas por intereses de penetración cultural, y los artistas en la mayor de Las Antillas deben saber qué aportar para apoyar el concepto de nacionalidad, agrega Salazar.
En marcha constante, como los días, el repertorio de Las Estaciones se mantiene activo en la presente etapa estival con propuestas como Pinocho corazón-madera, y crece en cada ensayo de Cuento de amor en un barrio barroco, joven obra en la que participa el cantautor William Vivanco.
Pretendemos que el niño y el adulto que entre a la sala, salga con una reflexión que lo ayude a percatarse de que la vida va más allá de las necesarias cosas materiales y en una sociedad donde existen tantas personas desiguales deviene elemental la convivencia, afirma Zenén Calero, diseñador y fundador del grupo.
Para festejar desde casa las dos décadas de existencia, saldrá a la luz, con sello de Ediciones Matanzas, el libro Travesía poética en cuatro estaciones, de la actriz María Laura Germán, y miembros fundadores y continuadores de la institución titiritera intercambiarán memorias sobre el arte en los retablos.
Creo en el teatro en familia donde cada cual pone su parte – afirma Rubén Darío, también dramaturgo e investigador-, no es un arte individual, el día que lo sea muere, porque necesita de iluminación, imagen, texto, música, coreografía, y eso lo conforman varias personas.
Empeñarnos en seguir adelante nos hace un colectivo con compromisos ineludibles como el Festival Iberoamericano de Teatro Infantil y Juvenil con sede en México en septiembre próximo, o el venidero Festival Internacional de Ballet de La Habana, agrega Salazar.
Con una identidad creada tras los veranos, otoños, inviernos y primaveras de los últimos 20 años, Teatro de Las Estaciones se consagra y agiganta en un escenario propio en la calle Ayuntamiento, pequeño pero bautizado con el talento de sus artistas y la ventura que aguarda, según los mitos, a quienes debutan en el simbólico Sauto.