Gretel Díaz Montalvo | Foto: De la autora
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15 Febrero 2023

 

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Cuando al camagüeyano Alberto Tomás Soler Omares, allá por el año 2019, le dieron la noticia de que recibiría la condición de Héroe del Trabajo de la República de Cuba la emoción y el nerviosismo casi lo paralizaron.

En su centro de trabajo, la UEB 60 Aniversario del Ministerio del Transporte ubicada en el municipio de Florida, se sabía lo que era contar con alguien de tal distinción, pues Salvador Ávalos Armenteros, otro de los mecánicos, desde hacía unos años ostentaba tal reconocimiento.

Para Farruco, como conocen a Alberto Soler sus amigos, las máquinas que se recuperan, los carros que se ponen en marcha y todo lo que logran sin casi piezas de repuesto o recursos, hacen de sus compañeros verdaderos héroes; por eso asegura que allí se encuentra su casa y su felicidad.

Cuando le han ofrecido ocupar cargos en el Partido o en el sindicato, siempre lo ha hecho pero sin abandonar el puesto laboral. Ese rincón lleno de grasa, dice, constituye su mayor satisfacción y fortaleza, pues con su empuje la “60 Aniversario” resulta hoy un núcleo fuerte de innovadores y racionalizadores ferroviarios, de los que cumplen cualquier tarea.

Alberto llegó a este centro casi recién graduado y cuando no había sido oficialmente inaugurado, privilegio que le ha inoculado el amor por la zafra azucarera heredado de su abuelo, quien fue jefe del taller de las locomotoras de vapor en el Central Ignacio Agramonte.

En su familia era casi obligatorio ir a trabajar al sector, su padre, sus tíos y primos siguieron esos pasos.

Sin embargo, dentro de ese mundo lo que más le ha gustado a Farruco ha sido laborar en el área de recuperación, como él mismo comenta puede diseñar piezas nuevas, hacer algo diferente cada día junto a su torno de nacionalidad soviética, que lo acompaña desde 1985.

“Siempre hay qué hacer, esto lo concibieron para construir y reparar maquinarias de locomotoras y medios ferroviarios, pero luego del período especial tuvimos que disminuir las cantidades, no obstante, igual podemos recuperar casi el 80% de una locomotora.

“Incluso hemos creado nuestros propios dispositivos que nos ayudan a rescatar los piñones, los aros, las campanas del reductor de las locomotoras, los pistones, las bombas de aceite, entre otros, el asunto es que por nosotros no se puede detener la zafra ".

Y es que la innovación, según Farruco, se torna imprescindible en un lugar donde constantemente se inventa para poner en óptimas condiciones las locomotoras y equipos de arrastres, que se emplean en la transportación de caña, azúcar y otros recursos. (Gretel Díaz Montalvo, ACN)