El emblemático parque Calixto García muestra la huella de las horas de labor de constructores y restauradores holguineros, quienes se empeñan en entregar una obra que deviene orgullo para los habitantes del oriental territorio cubano.
Por décadas, el sitio es testigo de encuentros, tertulias y conversaciones de adolescentes, jóvenes y adultos, quienes ven en el parque un lugar ideal para el descanso o simplemente para disfrutar del entorno citadino de una urbe que se engalana.
Los nuevos bancos, la jardinería, las luminarias y las cercas perimetrales muestran hoy una nueva cara ante el visitante o el lugareño, orgulloso de su ciudad.
Pero no es sólo el “Calixto García” el lugar que por estos días exhibe un nuevo rostro, pues la vetusta Plaza de la Marqueta, que por años pidió a gritos una restauración capital, impresiona al transeúnte.
Con el diseño arquitectónico original, la Plaza y sus alrededores develan un ambiente colonial que recuerda los años en que la zona era fuente de comercio de holguineros y forasteros.
El parque de Los Tiempos, una obra cuya ejecución estuvo detenida por años, finalmente verá la luz próximamente, con un diseño que mezcla la magia de novedosas esculturas con detalles arquitectónicos y una exuberante jardinería.
En las inmediaciones del casco histórico de la ciudad, los holguineros tendrán una oferta necesaria por décadas, pues a partir de ahora podrán adquirir las más bellas rosas, gladiolos y arreglos florales en La Plazuela, un sitio edificado para tal fin.
Los amantes de la música y el baile popular, disfrutarán a partir de fin de año de un renovado Club Bariay, donde podrán presentarse orquestas de pequeño y gran formato, con oferta variada de bebidas, licores y gastronomía.
Las labores constructivas y restauradoras en Holguín incluyen además por estos días la culminación del Hotel Caballeriza, enclavado en la concurrida Calle Aricochea, el cual se suma a otras instalaciones hoteleras de ciudad de gran aceptación popular.
Los holguineros despiden el Año 2015 y reciben el 2016 con una ciudad mucho más bella y engalanada, donde el tiempo, a pesar de su implacable huella, se rinde hoy ante las horas de desvelo de quienes apuestan por una urbe más acogedora.