
Hoy es 22 de diciembre, Día del Educador en Cuba, fecha de 1961 en la que finalizó oficialmente la Campaña de Alfabetización, y el Comandante en Jefe Fidel Castro en la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana, declaró al país como Territorio Libre de Analfabetismo.
Ese logro permite apreciar la colosal obra educacional emprendida por el proceso revolucionario cubano, que creó en marzo de 1959 la Comisión Nacional de Alfabetización y Educación Fundamental, para que asistieran a clases todos los infantes en edad escolar y no la mitad como sucedía hasta ese año.

El 22 de abril de 1960, Fidel expresó: “Necesitamos mil maestros que quieran dedicarse a enseñar a los niños campesinos. Hace falta que ellos nos ayuden para mejorar la educación de nuestro pueblo y para que los campesinos aprendan a leer y se hagan hombres útiles para cualquier tarea”.
Un año y ocho meses después, los jóvenes alfabetizadores lograron que aprendieran a leer y escribir más de 700 mil cubanos mediante los principales instrumentos didácticos empleados en la campaña, entre ellos el libro Ahorrar, producir y organizar, el Manual Alfabeticemos para orientar al alfabetizador cómo enseñar la lectura y la escritura, y la cartilla Venceremos.
Del origen de la imagen de la cartilla relata el historiador e investigador del Centro Provincial de Patrimonio en Ciego de Ávila, José Martín Suárez Álvarez.

“Fue una de las fotos de Alberto Díaz Gutiérrez, conocido por Alberto Korda, que inmortalizó la inauguración por Fidel de la comunidad campesina avileña Manuel Sanguily, la primera en la entonces provincia de Camagüey, el 11 de septiembre de 1960”.
Las tierras, hoy del actual municipio de Venezuela, en Ciego de Ávila, pertenecían al latifundio La Ignacia, confiscado por la Revolución a Evangelina de las Yeras, exministra sin cartera de la tiranía de Fulgencio Batista, comenta José Martín, quien conoce esos lares como las palmas de sus manos.
Esa fotografía es de aquel día, lo supe de casualidad 20 años después cuando detallé en la cartilla, pues entre la multitud retratada estaban dos rostros muy familiares: Gustavo Viamontes y Esneda Avendaño, mis maestros de la escuela José Martí, del entonces central azucarero Stewart, en Venezuela, afirma El Bolo, como cariñosamente le apodan a este avileño, autor del libro El Che y los que abrieron la senda.
Recuerdo —dice— porque fuimos mi hermano y yo unos de los más de 20 mil avileños y camagüeyanos asistentes al acto masivo de ese domingo que Korda, con la ayuda de los escoltas del Comandante, quienes lo sujetaron por los pies, pues el espacio era pequeño, pudo tirar esa y otras fotos a las personas que escuchábamos atentamente al líder cubano, que hablaba desde el balcón de una de las biplantas entregadas a los campesinos.
Presumo que la elección de la instantánea para la carátula de la cartilla fue porque los protagonistas eran quienes vivían en el campo, a los cuales Fidel les comentó del interés de alfabetizar a toda la población, explica el avileño, uno de los fundadores de los Seminarios Nacionales de Estudios Martianos y colaborador de varios medios de prensa locales y nacionales.
“Aunque era pequeño de edad, no se me olvida que los allí presentes ratificaron su aprobación a la Primera Declaración de La Habana, Asamblea Popular constituida nueve días antes por alrededor de un millón de cubanos, encabezados por el Comandante en Jefe, que ratificó la libre determinación de la Isla y su rechazo a los intentos de injerencia de los Estados Unidos en nuestros asuntos y los de América Latina”.
El Día del Educador en Cuba es un buen momento para recordar al máximo inspirador de la Campaña de Alfabetización, el Líder Histórico de la Revolución, quien supo imprimirle el carácter masivo a este proceso, del cual los campesinos de la foto de Korda se beneficiaron también.
Gracias a ese olfato que caracteriza a los historiadores, esta anécdota puede ser contada para que las futuras generaciones de avileños conozcan que en la carátula de la cartilla Venceremos están los rostros de varios de los protagonistas, a la vez favorecidos de la inauguración de la comunidad Manuel Sanguily, y también con la luz de la enseñanza. (Lubia Ulloa Trujillo, ACN)