Justo Gatorno: forjador de acero y sueños

Compartir

ACN - Cuba
Henry Omar Pérez | Fotos: Arelys María Echevarría Rodríguez
74
15 Diciembre 2025

   Justo Rodríguez Gattorno lidera la Empresa Electromecánica de Villa Clara y constituye el corazón que impulsa cada máquina que ruge en sus naves. Su compromiso ahonda profundamente entre paileros, soldadores y electricistas, quienes con su esfuerzo han dejado una huella imborrable en toda Cuba.

   Rodríguez Gattorno es de origen campesino, un guajiro nato que aprendió desde niño el valor de la tierra y el trabajo duro, y a ver oportunidades donde otros solo ven obstáculos. Llegó a la fábrica jovencito y se formó entre los sonidos del metal y el calor de la soldadura, y forjó en su alma el ser humano curtido de hoy.

   En los talleres el intenso sonido del trabajo se convierte en una sinfonía de creación, ahí los hierros se transforman en estructuras metálicas esenciales para la construcción de embalses y canales en toda Cuba: “Esta empresa es mi vida; cada máquina, cada estructura lleva una parte de mi corazón, ayudé a construir con estas manos los cimientos”, confesó a la Agencia Cubana de Noticias mientras supervisa una pieza. En su mirada, se percibe no solo dedicación, sino también el orgullo hacia un colectivo que asume retos complejos con calidad y un espíritu indomable.

   Aquí la innovación se convierte en rutina, Justo ha impulsado, en colaboración con Planta Mecánica, la reproducción de bases específicas, e investigado nuevas tecnologías de soldadura para cumplir con estándares exigentes: “En este país, avanzar significa crear e investigar soluciones propias; esta resulta la herencia más grande que podemos dejar, todas las condiciones están creadas para justificar y decir "no se puede", pero lo que nos hace diferentes apunta, precisamente, a reinventarnos cada día”, asegura.

   Este hombre sabe que su labor va más allá de las estructuras metálicas; se trata de contribuir al desarrollo nacional y de encontrar respuestas a los desafíos que enfrenta la industria, propias de un país que sobrevive a una lucha de vida o muerte.

   Al hablar sobre los logros de su equipo, menciona con satisfacción la participación en obras clave como la Zona Especial de Desarrollo Mariel, el montaje de redes hidráulicas y estaciones de bombeo: cada proyecto no solo representa un avance técnico, sino también un paso hacia la soberanía tecnológica.

   “Esto es un equipo, aquí trabajaron hombres que más que obreros fueron mis hermanos, me enseñaron, me formaron, fue y ha sido toda una escuela”, dice en tanto la emoción se apodera de él al recordar a aquellos compañeros que dejaron su huella en la empresa.

   Un suspiro pesado y un nudo en la garganta son signos visibles de su profundo respeto por los que le precedieron, por aquellos que forjaron las bases de lo que hoy es un orgullo colectivo.

   No olvida que desde aquellas tareas cotidianas, también cumplió con una misión internacionalista, y llevó su empeño a tierras lejanas en Angola.

   “Fueron momentos duros, recuerdo Cabinda y otras provincias de África, regresé con el deber cumplido a Cuba, mi raíz; mi compromiso y todo lo que hago aquí es por ella”.

   Mientras la conversación avanza, Justo no puede evitar sonreír al hablar de su hija. “Ella, mi mayor orgullo, el motor que me impulsa a seguir adelante”, confirma con una ternura.

   Su mirada se suaviza aún más cuando menciona a sus hermanos: “Somos ocho, una familia grande, imagínate.

   A mí me enseñaron a partir un boniato, a compartir lo que uno tiene y no de lo que sobra, por eso digo que todos mis compañeros de trabajo también son mi familia, nos enseñamos unos a otros, aprendemos de nuestros fracasos y celebramos juntos los triunfos.

   Cada uno ha aportado su granito de arena y sin su ayuda, no sería quien soy ahora.

   Se sienta en silencio por un momento, reflexionando sobre su trayectoria: “Lo que realmente importa es dejar un legado para las futuras generaciones. Desde los talleres hasta la casa, quiero que recordemos que el esfuerzo y el amor por lo que hacemos son lo que nos define”.

   Y con una sonrisa concluye: “Cada estructura que forjamos es un testimonio de nuestros sueños y sacrificios, estoy decidido a seguir construyendo, no solo con acero, sino también con esperanzas y aspiraciones”.