Jugando a ser grandes se aprende a crecer

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Maria Elena Alvarez Ponce| Foto: Abel Padrón Padilla/AIN
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31 Mayo 2014

Pioneros integrantes de la exposición nacional de Círculos de Interés y Sociedades Científicas, realizada en el Palacio Central de los Pioneros Ernesto Guevara, en La Habana, Cuba, el 28 de mayo de 2014. AIN FOTO/Abel PADRÓN PADILLALa Exposición Nacional de Círculos de Interés y Sociedades Científicas Estudiantiles dirá adiós este domingo en el Palacio Central de Pioneros Ernesto Guevara, cumplido con creces el objetivo de convertirse en una gran fiesta del conocimiento, las vocaciones y el talento.
   Desde su apertura el 28 último por la Ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez, miles de visitantes de todas las edades se han adentrado en el maravilloso mundo de las profesiones y los oficios de la mano de los 587 pioneros y estudiantes de bachillerato expositores.
   Es un “Todos Estrellas” lo que ha reunido esta muestra de la labor de formación vocacional, orientación profesional y forja de valores tan importantes como el colectivismo y el amor al trabajo, dedicada al Día Internacional de la Infancia -que Cuba y otros países festejan cada primero de junio- y al cumpleaños 35 del Palacio Central de Pioneros.
   Y es que a la cita concurre una selección de los mejores resultados de las recién celebradas exposiciones anuales de círculos de interés de los 108 palacios de pioneros con que cuenta la Antilla Mayor -incluido el “Ernesto Guevara”-, y de los encuentros de sociedades científicas estudiantiles a nivel provincial.
   Otras ha habido, e igual de buenas, pero lo verdaderamente singular de esta Expo Nacional es que por vez primera junta, para compartir y multiplicar saberes y destrezas, a alumnos de primaria, secundaria básica, preuniversitario y la educación especial con un común denominador, que es la determinación de aprovechar los años de estudio y aprendizaje y prepararse bien para ser más útiles a sí mismos y a los demás.
   Cada jornada ha reservado al público gratas sorpresas y emociones, la posibilidad de conocer y participar del quehacer en 150 especialidades y, sobre todo, la inmensa alegría de ver en acción a esos niños y adolescentes.
   Las horas pasan sin darnos cuenta, mientras vamos de un stand a otro -y de asombro en asombro-, maravillados al oírles hablar con tanta propiedad de los procesos de la producción y los servicios, de ciencia y tecnología, medio ambiente, artes, historia, economía, ahorro, inversiones, eficiencia, sustitución de importaciones, proyectos de investigación, inspirados en la martiana certeza -santo y seña de esta muestra interactiva- de que “el hombre crece con el trabajo que sale de sus manos”.
   Crecer es algo que todos hemos hecho juntos en estos días, en especial esos chicos, y no precisamente por fuera, sino por dentro, que jugar a ser grandes ayuda a empinarse.
   En el “Ernesto Guevara” se ha exhibido esta semana el retrato, o mejor aún -por lo movida- la película de la Cuba de las próximas décadas, de sus obreros, campesinos, técnicos, profesionales, combatientes. Y, lo visto, reconforta.
   Valgan espacios socializadores del conocimiento como este, donde aprender es una fiesta y el saber se disfruta tanto como la música, el baile, el deporte o las golosinas, para multiplicar nuestras ganas de hacer por quienes son esperanza y futuro, y también para reafirmar que nada tiene de elitista ese modelo de recreación sana, culta y útil que Cuba alienta y defiende.