Lino Luben Pérez | Foto: @DiazCanelB
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05 Junio 2023

 

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En 1972 la Asamblea General de la ONU ratificó la recomendación de identificar el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente y por primera vez lo celebró en esa misma fecha de 1973, pero mucho antes ya en Cuba la preservación del entorno era responsabilidad absoluta de su Estado.

Solo ocho años después, una convicción de semejante magnitud quedó plasmada en la Ley de Protección al Medio Ambiente y del Uso Racional de los Recursos Naturales, aprobada en las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba los días 26 y 27 de diciembre de 1980.

La Carta Magna cubana, en 1992, recibió una modificación sustancial en su Artículo 27 para incorporar el concepto de Desarrollo Sostenible, iniciativa lanzada en 1969 por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza.

El Estado protege el medio ambiente y los recursos naturales del país, consigna en su artículo 27 la Constitución aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Segundo Período Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura, y ratificada en referéndum popular el 24 de febrero de 2019, con el 86,85 % de los votos.

De esa manera se evidenció el interés de sumar experiencias internacionales después del triunfo de la Revolución en 1959, cuando la superficie boscosa era apenas de un 14 %, la erosión de los suelos abarcaba el 76 y la capacidad de embalse solo alcanzaba a 48 millones de metros cúbicos.

El escenario ambiental no podía ser más dramático para un pequeño territorio con un nivel de saneamiento de apenas un 28 %, por lo que desde 1960 comenzaron los primeros pasos encaminados a la creación de instituciones, con la formación de la Academia de Ciencias de Cuba y centros de investigación.

Surgieron, en cuestión de años, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en 1994 y la Ley de Medio Ambiente (1997), en tanto Cuba sirvió de sede del Día Mundial del Medio Ambiente (2001) y también de la VI Conferencia de las Partes de la Convención de Desertificación y Sequía, y en 2007 nació la Nueva Estrategia Ambiental Nacional.

Impactos iniciales de la política científica ambiental

La aplicación de su política científica nacional derivó en los primeros resultados de los estudios de génesis y clasificación de los suelos, levantamientos geológicos, rehabilitación de ecosistemas degradados, los Atlas nacionales y el Climático, y la producción de biofertilizantes, biopesticidas y bioactivos naturales.

Además, aparecieron los diseños de mapas de sismicidad y estudios sobre el desarrollo socioeconómico de la montaña, de peligro, vulnerabilidad y riesgo, de ecosistemas priorizados, y de fuentes renovables de energía.

Son sumamente llamativas tales realizaciones a pesar del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de Estados Unidos, recrudecido aun en medio de la COVID-19, y que tanto daño provoca a la familia cubana.

No obstante, el ambientalismo ganó terreno y la Sierra del Rosario (en Artemisa) constituyó en 1985 la primera Reserva de la Biosfera (RB) del Archipiélago, seguida por la península de Guanahacabibes (Pinar del Río); Cuchillas del Toa (Guantánamo-Holguín); Baconao (Santiago de Cuba); Buenavista (Villa Clara, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila); y Ciénaga de Zapata (Matanzas).

Las RB son distinguidas por el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB), de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura , como sitios demostrativos de la biodiversidad del planeta y que pueden ser habitados de forma sostenible.

Más cercano en el tiempo, en julio del año anterior, las 144 nuevas áreas protegidas declaradas oficialmente por el Consejo de Ministros ocupan cerca del 19 por ciento de la superficie del territorio nacional.

Estas últimas equivalen también al 22,76 % de las aguas interiores de la plataforma insular y el 15,96 de la terrestre, indicó el Centro Nacional de Áreas Protegidas y precisó que el sistema en su conjunto está respaldado por instrumentos legales, entre ellos los decretos Ley 201 de 2001 y el 331 de 2015 para Zonas con Regulaciones Especiales de Alta Significación Ambiental e Histórico Cultural.

De acuerdo con las categorías de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la organización cubana contempla la Reserva Natural, Parque Nacional, Reserva Ecológica, Elemento Natural Destacado y Reserva Florística Manejada.

Además, Refugio de Fauna, Paisaje Natural Protegido y Área Protegida de Recursos Manejados.

Por su relevancia nacional o internacional, un área protegida o alguno de sus elementos pueden recibir otros títulos, entre ellos Monumento Local, Monumento Nacional, Reserva de Biosfera, Sitios de Patrimonio Mundial y Sitios Ramsar.

Esta convención la suscribieron en la ciudad iraní del propio nombre en 1971, entró en vigor cuatro años después y Cuba se hizo Estado parte de ella desde 2001, por ser el único de los modernos convenios en materia de medio ambiente que se centra en un ecosistema específico.

Por lo menos una década empleó un numeroso grupo de investigadores en la elaboración de un texto revelador, la Lista roja de la flora de Cuba, que arrojó que los dominios antillanos poseen una singular flora, con un estimado de siete mil a siete mil 500 especies.

Es el territorio insular más rico en plantas a nivel mundial, la primera Isla en número de especies por kilómetro cuadrado y una de las siete con mayor porcentaje de endemismo en el planeta, según especialistas en la materia.

Lea aquí:

Sus prioridades a largo plazo están reflejadas en el Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático, conocido también por Tarea Vida, para contrarrestar los daños que pudieran ocasionar las modificaciones climáticas en los próximos años.

Medio siglo después de aquella celebración inicial del 5 de junio de 1973, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente convocó a jornadas de sensibilización pública de los efectos adversos de la contaminación por plásticos sobre los ecosistemas y su impacto en la economía, la salud y el entorno en general. (Lino Luben Pérez, ACN)