
En la carretera entre San José de las Lajas y Güines, en el lugar conocido como Valle Rojo, el joven Alexander Pérez Vasallo ha puesto sus manos y corazón en la Finca La Luisa, de la Granja Urbana, perteneciente a la Empresa Nazareno, en el municipio lajero.
Unas 18 hectáreas de suelo ferralítico dispone “La Luisa”, donde fructifican los cultivos varios, especialmente la papa, con dos variedades del minitubérculo agroecológico.
El apoyo del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) y de la Dirección de la Agricultura se ha fusionado a la constancia del productor, quien demuestra que cuando el hombre sirve la tierra sirve, como lo esbozó Martí.
“Es un proyecto agroecológico que tiene el propósito de alcanzar la soberanía en materia de producción de semillas de papa en San José de las Lajas y la provincia de Mayabeque”, expresó el Dr. C. Alexander Miranda Caballero, director del INCA.
En este empeño, Pérez Vasallo no escatima fuerzas y provee a sus plantaciones, en su mayoría bajo riego, atenciones culturales con tecnologías endógenas, que con la supervisión y asesoría de los expertos del INCA, extiende a otras variedades como los granos, las viandas y vegetales.
Y así son reconocidos los resultados del esfuerzo de Alexander Pérez, quien devino campesino, luego de incursionar por muchos años como Técnico en Imagenología en instituciones de la salud de la provincia.
Diversificar con agroecología, una necesidad
La parcela de Pérez Vasallo es una finca de referencia y allí se apuesta por la diversificación y la agroecología, con la adaptación de sus sembradíos al cambio climático a partir de producciones más saludables con la menor aplicación de fertilizantes químicos.
Para el productor, el secreto de dominar la naturaleza y hacerla rendir con mayor eficiencia está en obedecerla y cuidarla con generosidad.
Las muestras de sus labores dadivosas y multiplicadoras están en las amplias naves para la cría avícola y en el manejo de las especies, fundamentalmente de las gallinas rústicas.
Entre sus prácticas productivas están la alimentación de la masa con piensos elaborados con desechos vegetales, las técnicas biológicas y el reciclaje de la materia orgánica, lo cual permite impulsar el desarrollo de un módulo bovino porcino.
Los pronósticos de este hombre de campo son trabajar y hacer más, no solo por el autoconsumo familiar, sino también para la entrega de carne y leche a su comunidad.
Alexander detalla que en estos cuatro años de laboreo constante, su proyecto ha ido creciendo gracias a la alianza con el INCA y el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local, mientras se mantuvo en vínculo con los campesinos del lugar.
Esa asesoría ha favorecido la diversidad en el uso de los suelos e impedido encasillarse en un solo tipo de cultivo.
Yo dejé a un lado mi especialidad en Tecnologías de la Salud, no porque no fuera importante, sino porque me apasiona sembrar y poder hacer reverdecer estas tierras que dan frutos para la alimentación de mi familia y del pueblo, y eso me hace sentir muy útil en estos tiempos en que Cuba pugna por la soberanía alimentaria y la seguridad nutricional, subrayó el entrevistado.
Y acotó: “Estoy dispuesto a extender mis experiencias a través de mis cultivos y en intercambios con otros productores, a quienes demostramos cómo la tierra es próspera cuando se siembra con sentimientos”.
Esa peculiaridad de Alexander Pérez Vasallo distingue a estos campesinos, es su gran compromiso con lo que hacen en cuanto obran por el equilibrio entre la potencialidad agroproductiva de los suelos que explotan y los aportes alimentarios que requiere el país y la población ante los elevados precios y las demandas actuales, aún insatisfechas. (Yensy Rivera Rivera, ACN)