El más reciente éxito nacional del cine cubano se titula Esteban, un filme sobre los sueños y la perseverancia, que se distingue entre el resto del cine nacional por su hermosa banda sonora, compuesta por el músico Chucho Valdés, y el distanciamiento del marginalismo habitual.
Ópera prima de Jonal Cosculluela, y de casi todo el equipo de realización, la película cuenta la historia de un niño que descubre su talento musical a los nueve años y a pesar de las múltiples dificultades que lo rodean, no se cansa de luchar por lo que quiere.
Hoy la ACN conversa en exclusiva con su director, quien es graduado en la especialidad de dirección de la Facultad de Medios Audiovisuales (FAMCA) y cuya experiencia proviene del trabajo como sonidista y editor en la televisión cubana.
Confiesa que teme a las entrevistas, pero habla orgulloso de su película y agradece a todas las personas que se involucraron en el proyecto. “El sueño de uno es solo un sueño, pero cuando es colectivo se convierte en una realidad, este es el principio del sueño que realmente tengo, que es mucho más grande pero ya se está cumpliendo”, aseguró.
— Esteban se extiende dos semanas más de lo planeado en el Multicine Infanta ¿Esperabas la aceptación que ha tenido el público de la película?
—Me sorprendió muchísimo, nosotros esperábamos que la película fuera a tener buena aceptación, pero no tanta, sobre todo la acogida tan cariñosa que nos ha dado el público y también la crítica.
“La premier en el Chaplin fue increíble, vimos cómo las personas se reían y salían con los ojos rojos, y después fui varias veces de nuevo al Yara para ver cómo reaccionaba un público menos cinéfilo y lo hicieron de la misma manera, incluso hay escenas donde pudimos predecir que la gente se iba a reír y le dimos espacio a algunos textos”.
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Jonal Cosculluela, director de Esteban/ Foto: de la autora |
— ¿Cómo llega a ti el guion de Esteban?
—El guionista Amílcar Salatti, la productora Maritza Ceballo, Celia Pérez y otro grupo, estábamos preparando una serie juvenil para la televisión que se llamaba Puntos de giro, y a Amílcar se le ocurre hacer un teleplay, me contó esta historia que me encantó, y le dije que la escribiera para empezar a trabajar. Luego lo pusimos por error junto al otro proyecto y fue Vilma Montesinos, de la Casa Productora del ICRT la de la idea de llevarlo al cine.
— ¿Cómo fue la selección del protagónico y el trabajo con los niños?
—Hicimos un casting grandísimo, de dos o tres días, y vimos muchísimos niños. Me gustó Reinaldito (Reynaldo Guanche) por su gran imaginación, porque es muy serio, responsable, con tremendo carácter, desde la entrevista yo ya estaba bastante seguro de que era él pero no quería arriesgarme del todo, por eso seleccionamos cinco niños.
“Preparamos un taller de actuación y hablamos con Miriam Valdés, la hermana de Chucho, para que los entrenara y viera en realidad qué nivel tenían de piano, porque yo había pedido que supieran el instrumento pero no tenía uno delante cuando hice el casting. Lo que conocía Reinaldito era muy básico pero fue evolucionando, estuvo tres meses entrenando, y ya le fuimos pasando escenas del guion, lo llevamos a las casas donde iba a grabar, y fue practicando el tema que iba a interpretar en la película.
“Él toca en la escena en que el profesor está en el hospital y le llama la atención porque lo está haciendo muy rápido, se siente que el tema está muy apresurado pero lo dejamos con toda intención, las otras escenas sí es Chucho tocando como un niño de nueve años.
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Reynaldo Guanche interpreta a Esteban, a su lado Ariel Hernández/ Foto: cortesía del entrevistado |
“A los demás niños le fuimos repartiendo otros papeles, a Ariel (Ariel Hernández) desde que lo vi supe que lo quería para el amigo de Esteban, el problema es que era el más chiquito de todos, y casi no se entendía lo que hablaba, por eso tuvimos que quitarle algunas escenas, simpatiquísimas igual; cuestión que luego resolvimos en postproducción. Pasó un año y medio, él creció, y después en doblaje, arreglamos casi todas las escenas”.
— ¿Y el resto de los actores?
—Al resto de los actores de verdad que les agradezco muchísimo, a Manuel Porto y a Yuliet Cruz que fueron los que más trabajaron con el niño. Por la edad y la personalidad que tenía el profesor de piano, enseguida me vino a la mente Porto, además de que lo conozco hace muchos años y es para mí uno de los mejores actores de su generación en Cuba.
“Cuando le planteé el personaje me dijo: ¿Tú estás loco?, si yo no sé absolutamente nada de música, yo tengo el oído cuadrado. Lo pusimos a dar clases con Miriam Valdés, y ella descubrió que el hombre puede cantar, tocar música y es hasta afinado, incluso le sirvió para el papel que interpreta ahora en la novela que es de un músico.
“También están Raúl Pomares, un personaje muy cortico pero muy simpático y Corina Mestre; en este tipo de películas, un personaje por muy pequeño, que diga un texto mal o coloque mal una intención, puede hace fracasar una escena entera, por eso nos protegimos muchísimo tratando de que todos los personajes tuvieran el mejor actor posible.
“A Yuliet le dejamos el guion y lo aceptó sobre todo, por el trabajo complejo que significaba despegarse del que había hecho recientemente en Conducta. Luego hablamos de la caracterización del personaje, porque Yuliet es una mujer de mucho glamour y alejarla de eso es difícil, a ella le pones un pullover roto y hace que luzca bien, incluso hasta lo puede poner de moda.
“Entonces trabajamos muy duro con maquillaje y vestuario, ella bajó casi diez kilos, y también buscamos la opción de la peluca, otra cosa que la tenía muy preocupada, porque este tipo de accesorios en una comedia todo el mundo los acepta pero no en el melodrama”.
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La actriz Yuliet Cruz interpreta a Miriam, madre de Esteban/ Foto: cortesía del entrevistado |
— La crítica ha destacado que Esteban se distancia del marginalismo acostumbrado en el cine cubano más reciente, ¿qué piensas tú de esto?
—Siempre tuvimos claro que queríamos contar una historia humana, y aunque yo no iba a eludir el entorno, ni el lugar donde estaban sucediendo los hechos que es la Cuba actual, tampoco me interesaba que fuera el protagónico sino priorizar la historia y esos personajes; fotografía, sonido, todos nos pusimos de acuerdo en eso.
“Cuidamos también el lenguaje que iba a usar la madre, no queríamos que fuera una madre grosera, sino que se sintiera todo el tiempo que ama a su hijo, y que está convencida de que le está enseñando lo correcto, pero tiene sus limitaciones por su contexto en el modo de ver la vida.
“Por una investigación que estoy haciendo para una Maestría en la FAMCA sobre el uso de manera explícita del sexo, la violencia, y el lenguaje de adultos en el cine cubano durante los últimos cinco años, te puedo decir que de las 36 películas realizadas en este período, entre instituciones e independientes, solo tres no tienen de manera explícita el uso de esta triada, y dos de ellas son dirigidas a público infantil, o sea, que solo una sola película no se vale de estos recursos. Yo quisiera mantenerme alejado de eso, para mí lo interesante es tratar de despertar emociones e inquietudes en el espectador”.
— ¿Cuánto te aportó tu formación como editor y sonidista en la Televisión Cubana en este salto al mundo del cine?
—Yo empecé en el ICRT en el año 98, a trabajar en series de televisión como sonidista, primero en el Conde de Montecristo, y luego estuve mucho tiempo trabajando como editor, casi diez años, allí conocí muchos directores, la manera de comunicarse con los especialistas, de rodar, seleccionar los planos, el tono en el que trabajaban y después pasé a dirección.
“Junto a otro grupo de jóvenes fuimos fundadores del Canal educativo, allí hacíamos desde una noticia hasta un programa de ballet, o pasábamos por un estudio a grabar en vivo, lo que fuera, primero en el lineal analógico y luego en el AVID digital, lo que cual me ayudó a abrir la mente, y me preparó para otros momentos de la vida en que se me presentaron cambios grandes, eso me lo dio la edición sobre todo.
“Pero no creo que todavía sepa ni la mitad de lo necesario para hacer audiovisuales, yo estaré siempre donde pueda aprender, no importa si voy a cargar cables o como asistente, lo importante es poder superarme.
— ¿Cómo involucras a Chucho Valdés al proyecto?
— Tener a Chucho se lo debemos a la productora Maritza Ceballo, siempre he dicho que ella es la que hace realidad todo lo que a mí se me ocurre; Maritza le planteó el proyecto, le entregó el guion y él nos llamó y nos dijo que quería ser parte. De ahí en adelante se empezaron a abrir un millón de puertas y la verdad que trabajar con Chucho fue increíble.
“Me asustaba la idea de cómo comunicarme con un músico, pero luego de sentarnos a conversar, y echarle un vistazo a la película, me di cuenta que era lo más sencillo del mundo, Chucho se mueve igual por el mismo mundo de las emociones y al ver una escena ya se identificaba con la esencia de los personajes y de la historia.
“A él le pasó una cosa muy simpática que creo que no la ha contado todavía y es que fue a buscar un piano para hacer la música de la película en el Royal Piano de Málaga y el último es el que le llama la atención, pero la persona que lo atiende le dice que ese estaba comprometido para un concierto.
“Empieza Chucho a mirar los otros pianos y cuando llega a ese estaba firmado por su padre Bebo Valdés, al parecer Bebo lo había usado en un concierto allí en Málaga, y Chucho insistió tanto que ese fue el que se llevó, y donde compuso la música de Esteban. Yo sabía que con Chucho y un piano no hacía falta una orquesta ni nada más”.
—Otra de las singularidades de la película es la lista de productores (el Instituto de la Música, la Casa Discográfica Colibrí, RTV Comercial, Mediapro y la Asociación Hermanos Saíz), algunas de las cuales nunca habían apoyado un largometraje de ficción, ¿cómo sumas a estas empresas?
—Bueno, el Instituto Cubano de la Música y Colibrí, que es en este caso como una extensión, habían hecho documentales, y DVD, pero nunca largometrajes, a ellos les interesó el tratamiento que iba a tener Chucho en la película, ya no el jazzista sino el hombre que tiene un sensibilidad muy grande; y se aventuraron con nosotros, lo cual significaba un riesgo muy grande porque casi todos éramos primerizos, estoy hablando del director, la productora general, la directora de fotografía, el director de arte, la diseñadora de banda sonora, el guionista, casi todos.
“La AHS que fue otro de los primeros que decidió apoyar el proyecto, lo cual no nos sorprendió, porque ellos siempre alientan todas las iniciativas que involucran a la gente joven; después entró RTV Comercial, que asumió el proyecto con mucha seriedad, y cariño y que además estaba probando nuevos mecanismos de producción. A nosotros nos interesó formar parte porque con estos mecanismos podíamos acceder a la tecnología que estaba fuera de las instituciones y al personal que estaba en el sector privado.
“Lo que sucedió con la película es que nosotros decidimos buscar presupuesto, y ponerlo en una empresa estatal, en este caso RTV Comercial, porque no hay mecanismos todavía para que como independientes podamos acceder a esos presupuestos, ese es el gran problema del cine cubano hoy que esperamos se solucione pronto porque va a viabilizar muchos proyectos interesantes que hay trabados ahora mismo.
“Mediapro entra en el proceso final de la película y decide apoyarnos en la mezcla final de sonido y DCP, que es como único se puede entrar a festivales internacionales, y ahora se está encargando de toda la distribución internacional que pronto comienza, ya yo estoy muy contento con lo que pasó aquí pero ojalá la vean en el mundo entero y logren que tengamos esa acogida tan cariñosa que nos ha dado el público cubano”.
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