En los últimos tiempos es persistente la presencia en las redes de comentarios que juzgan como “un desatino” que en medio de la crisis económica, el país invierta en la construcción de nuevas instalaciones turística y el mejoramiento de las existentes.
Se trata de hacer ver que los recursos que se utilizan para reparar los hoteles, adquirir vehículos para la transportación de vacacionistas y destinar determinados volúmenes de alimentos al sector turístico contribuyen a incrementar los efectos de la crisis y a mayores carencias. La propaganda adversa intenta imponer el criterio de que “el turista se come lo que nos toca”.
Cabe aclarar que las “críticas” no solo están presentes en los perfiles subversivos financiados desde Estados Unidos como parte de la campaña de descrédito hacia toda medida que tome el Gobierno cubano; no pocos ciudadanos caen en la trampa enemiga y estigmatizan, a la cual califican de derroche de dinero, cuanta inversión se hace en favor del mejoramiento de la infraestructura del ocio.
En el centro de esa realidad está el desconocimiento de la importancia y utilidad del sector, decisivo para el sostenimiento de la gestión económica nacional y la cobertura de las más apremiantes necesidades que sufre la población.
Ese renglón no solo es necesario para asegurar el crecimiento y desarrollo estable de las finanzas a futuro, sino que también permite solventar la compra inmediata de alimentos y otros recursos, además de financiar prioridades en sectores como la salud y la educación.
El Comandante en Jefe Fidel Castro, en el año 1991, durante la inauguración del cuarto congreso del Partido Comunista de Cuba el 10 de octubre, planteó: “Lo que hace la Revolución en materia de turismo es sencillamente para resolver los problemas esenciales del pueblo".
En tal sentido, la directora general de Planificación y Desarrollo del Ministerio de Economía y Planificación, Susset Rosales Vázquez, explicó cómo el turismo, por las características que tiene de ingresar dinero de manera inmediata, constituye una especie de una caja registradora, pues permite un flujo dinámico de ingresos.
De acuerdo con la información ofrecida por Rosales Vázquez, las entradas por la vía de la industria sin chimeneas permiten, además, una mayor diversificación económica, porque impulsan determinados rubros vinculados. Por ejemplo, en el caso de la agricultura, todo lo relacionado con la producción de alimentos y el suministro a los hoteles y a los restaurantes.
Impacta de manera directa en el desarrollo de las infraestructuras relacionadas con los aeropuertos y las carreteras, a la vez que permite invertir en servicios públicos, en el mejoramiento del abasto de agua, el saneamiento y el sistema eléctrico.
Otras ramas también están vinculadas con la actividad turística, entre ellos destaca el transporte, pues a este se asocia todo el amplio entramado del alquiler de autos y los vuelos nacionales e internacionales, agregó la directiva.
El amplio diapasón del quehacer del ocio involucra el giro de la cultura y el entretenimiento, enfatizó Rosales Vázquez: “un conjunto de artistas, músicos, artesanos, encuentran en su relación con el visitante extranjero un empleo estable y también ingresos derivados de esta”.
La innovación tecnológica, con el uso de las plataformas digitales para la reserva, el sostenimiento de la infraestructura de conectividad de las redes Wi-Fi, no solamente en alojamientos, sino también en el propio campismo, en los ómnibus, en los catamaranes, reciben beneficios de utilidad.
Como puede apreciarse, hay un conjunto de sectores que están directamente vinculados con el turismo y de ahí que su impacto y efecto impulse al resto de la estructura económica de la nación, reflexionó la directiva del MEP.
Detener su desarrollo, calificado como “la locomotora de la economía”, es privarnos de una fuente de ingresos fundamental, que contribuye de manera decisiva en medio de las dificultades del presente, aunque su mejor desempeño está afectado por las campañas contra Cuba, las circunstancias que imperan en los movimientos turísticos a escala mundial, la competencia que imponen naciones de nuestra región y las insuficiencias propias.