El artemiseño que rescató a Fidel

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Por Lino Luben Pérez
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13 Mayo 2025

    Aquel 26 de julio de 1953, en medio del intenso tiroteo a la entrada del Cuartel Moncada y una vez ordenada la retirada, Fidel confiesa que se quedó totalmente solo después de cederle su asiento en un carro repleto a uno de los combatientes que apareció de repente.

   Ocurren cosas inverosímiles en tales circunstancias. Allí estaba frente a la entrada del cuartel; es de suponer que en ese momento era absolutamente indiferente ante la muerte, narra el joven abogado al periodista Ignacio Ramonet en su libro Cien horas con Fidel.           

   A mí me rescata en ese momento un auto de los nuestros. No sé cómo, ni por qué, un carro viene en dirección a mí, llega hasta donde estoy y me recoge, cuenta en la tercera edición del volumen, que incluye varias de las preguntas de Ramonet para la edición francesa.

   “Era un muchacho de Artemisa que, manejando un carro con varios compañeros dentro, entra donde estoy y me rescata. No pude después,  no me dio tiempo, preguntarle todos los detalles. Yo siempre quise conversar con ese hombre para saber cómo se metió en el infierno de la balacera que había allí”.

   Pero como en otras muchas cosas, usted cree que tiene cien años para hacerlo. Y ese muchacho desgraciadamente murió hace más de diez años, continúa el entrevistado en el texto, editado por la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado en 2006.

   A la pregunta de si era de su grupo, respondió:

   “Sí, uno de los nuestros, Santana se llamaba. Parece que se percata de que yo me he quedado atrás y se acerca a buscarme. Era uno de los que ya  había salido y parece que en un momento determinado se percató y viró para buscarme. Por ahí debe haber cosas escritas o testimonios sobre aquel episodio”.

   El moncadista que salvó al jefe de la Revolución

   En el Palacio de la Revolución, el 20 de julio de 1983, Fidel rememoró la gesta del Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953 y el hecho de que un joven asaltante lo había rescatado de la balacera en que se hallaba solo, ya en la retirada; entonces, uno de los combatientes le dijo que si podía dar detalles, de acuerdo con reportes de prensa.

   Y habló del carro que se le acercó, de que Fidel quería atacar al cuartel de El Caney y el chofer contestó que eso era una locura, que allí seguro los iban a estar esperando, y que el Comandante habló cosas bien duras.

   A 30 años de los sucesos, Fidel se asombró y preguntó: “¡Verdad que sí! ¿Y cómo tú sabes todo eso?”; y Ricardo Santana Martínez, fomentense de nacimiento y artemiseño por adopción, le respondió: “Comandante, aquel chofer era yo”.

   En efecto, su rescate lo guardó para sí Santana Martínez y la grabación donde lo cuenta a sus familiares aparece en el libro El artemiseño que rescató a Fidel, de Enrique Garcés.

   El modesto combatiente nació el 9 de junio de 1930 en Fomento, Sancti Spíritus, luego la familia se trasladó a Pinar del Río, y después a Mango Dulce, cerca de Artemisa.

   Tras el Moncada, Ricardo Santana se exilió en México, regresó, lo encarcelaron, torturaron y liberaron, pasó a la clandestinidad y ya en la Revolución, se entregó a toda tarea; el Hijo Ilustre de Fomento falleció el 11 de febrero de 1997.

   A Ramonet, Fidel le comentó: “Yo quise siempre conversar con ese hombre para saber cómo se metió en el infierno de la balacera que había allí. Pero como en otras muchas cosas, usted cree que tiene 100 años para hacerlo”.