
Con 55 años en el ejercicio del magisterio, Damián Cosme Guas Paret es el único Héroe del Trabajo de la República de Cuba dentro del sector de Educación en la provincia de Cienfuegos.
Aun con 77 años su amor por la instrucción y el altruismo por enseñar se manifiestan a través del compromiso con el desarrollo de los estudiantes, y en ello el profesor cienfueguero constituye digno ejemplo y modelo a seguir.
Guas Paret declaró a la Agencia Cubana de Noticias que educar no solo representa su pasión, es su vida, a pesar de no contar con la visión para seguir impartiendo sus clases, pero asegura: “Sí puedo enseñar y transmitir conocimiento porque el verdadero maestro educa desde el corazón”.
Alto, delgado, semejante al Quijote, su voz, baja y cargada de emociones transmite la solemnidad de quien se sumerge en los recovecos de su memoria, cada palabra evoca sus inicios, los desafíos afrontados y las alegrías.
Es como si cada arruga de su rostro albergara miles de historias de una vida consagrada a la educación, que lo erige testigo vivo de la narrativa de un tiempo pasado con el cual aún se nutre el presente.

Toda esa trayectoria le hace recordar a este pedagogo aquella frase que marcó su vida para siempre un 22 de diciembre de 1961, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en un trascendental discurso para proclamar a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo, afirmó:
“Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de júbilo mayor, ningún minuto de legítimo orgullo y de gloria, como este en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados”
Damián nació en el seno de una familia humilde que vivía en la periferia del municipio Caibarién, en la actual provincia Villa Clara, y al igual que miles de cubanos pobres enfrentó la etapa del capitalismo, antes de que triunfara la Revolución.
Agradece el esfuerzo que hizo su familia y el de todos aquellos que dieron sus vidas por darle la libertad a Cuba e hicieron crecer en él la admiración y el respeto a la Patria, al punto de decir que todo lo que es hoy se lo debe a la Revolución.
“Durante estos años, pude constatar la importancia que tiene la profesión para la formación de las nuevas generaciones y la abnegación, disciplina y responsabilidad que acompañan esta encomiable labor.”

Comentó en su modesta opinión que se debieran aprovechar más la experiencia de personas jubiladas, con un saber y larga trayectoria para transmitir sus conocimientos tanto a jóvenes como a profesores recién graduados, a manera de apoyo al proceso educativo, porque no hay nada tan importante como la historia viva y aquellas memorias de quienes dedicaron décadas a la instrucción.
“Las vivencias en la Campaña de Alfabetización transformaron mi persona, no solamente fui a enseñar sino también a aprender de esos campesinos abnegados, del amor al trabajo. La fe en la Revolución, más la exhortación de Fidel me llevaron a tomar una determinación crucial y trascendental, iba a ser maestro”.
Actualmente Damián visita las escuelas y atiende a esos jóvenes llenos de dudas e inexperiencias, con necesidad de recibir ayuda para llevar la teoría a la práctica laboral, una iniciativa propia del querido profe de Física.
Dice no sentirse el mejor profesor, pero aconseja a los nuevos nutrirse de la experiencia como una vez hizo y agradece por ayudarlo a consolidarse en todos los niveles de enseñanza.
Entre las más de 17 condecoraciones que avalan su entrega a este sector, Damián Cosme recibió el Sello Educador Ejemplar en 1990, la Distinción Por la Educación Cubana en 1993, los certificados por cinco, 10 y 15 años como dirigente sindical, las Órdenes Lázaro Peña de I Grado y Frank País de I y II Grados, y fue Trabajador Vanguardia en varias ocasiones.
Este quijote cienfueguero lleva como lanza el orgullo de enseñar y servir a la humanidad en la más notable de las profesiones, seguro que si volviera a nacer, embestiría nuevamente contra los molinos de viento de la ignorancia y el analfabetismo. (Melissa Marichal, estudiante de Periodismo, ACN)