En su afán por diversificar sus ofertas turísticas, Cuba posee en su carpeta el producto de la náutica recreativa con amplias potencialidades en el destino, dueño de costas por el norte y el sur, y de cuyos privilegiados fondos subacuáticos se dicen están entre los últimos vírgenes reportados en el planeta.
Tal proyección viene incentivada por la inclusión del país desde hace dos decenios entre los territorios preferidos para el buceo en el orbe, de acuerdo con la Organización Mundial del Turismo.
Atesora como uno de sus más preciados recursos naturales el mar y sus fondos, bien conservados y libres de contaminación, y en función de ello tiene alistados centros de buceo y sitios disponibles para todos los practicantes, incluso con prestaciones en las propias instalaciones hoteleras cercanas al Gran Azul.
Esas cualidades posibilitan poner a disposición de los visitantes una opción que puede ser motivo de viaje para los amantes de esta disciplina de cualquier región geográfica.
También a su favor, Cuba posee guías con certificación internacional y una red de cámaras hiperbáricas que garantizan la cobertura adecuada en casos necesarios, pues para nadie es secreto que sus ejecutantes requieren asimismo de seguridad, y medios y equipos de calidad.
Igualmente, programas de las empresas anfitrionas que operan en el giro, proponen incursiones subacuáticas en cavernas, con énfasis en la Península de Zapata, en la occidental Matanzas.
Una guía para el buceo en Cuba escrita por la norteamericana Amy Houghton fue presentada en fecha tan lejana como en 2003.
La entonces joven especialista residente en Tampa, Florida, comenzó a visitar el archipiélago en 1998 y su presencia por estos lares por más de 10 ocasiones, le permitió completar la información necesaria para elaborar el texto titulado Cuba SCuba.
Según fuentes cercanas a la iniciativa, se trataba de un libro muy completo y comprensible. De acuerdo también con esa información en Estados Unidos hay unos ocho millones de buzos, la mayoría de los cuales practican este deporte acuático en el mar Caribe y muchos querrían realizarlo en estos dominios, pero las restricciones de Washington lo impiden, con su férreo e irracional bloqueo.
Las posibilidades del buceo en los mares cubanos constituyen una gran atracción para los estadounidenses, algunos vienen con licencia de las autoridades, pero otros lo hacen a través de terceras naciones. Quienes así se aventuran, se exponen a multas cuantiosas e irracionales.
Tal política extraterritorial tiene puestos sus ojos sobre el turismo internacional en este país caribeño, que Washington la reincorporó a la lista de naciones supuestas patrocinadoras del terrorismo, a los que no cooperan con los esfuerzos de la Administración Trump y más reciente igual la sumaron al documento en el cual aparecen territorios a cuyos nacionales se les restringen las visitas a EE.UU.