A falta de dos años para que El Salvador celebrara la tercera edición de los Juegos Centroamericanos, un terremoto (21 de mayo de 1932), impidió mantener el ciclo cuatrienal, pues la nación sede solicitó una prórroga que le permitió acoger la justa en 1935.
De modo que del 16 de marzo al 5 de abril de ese calendario la capital salvadoreña reunió a nueve naciones en una versión que oficializó la inclusión de las islas caribeñas en el evento, por lo que pasó a llamarse Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Con el precedente de los dos certámenes desarrollados (Ciudad de México 1926 y La Habana 1930) prosiguió en ascenso el número de atletas participantes, que superó los 700; y en el caso de las féminas, en esta ocasión acudieron 62 quienes compitieron de forma oficial en baloncesto y natación, e incursionaron en el voleibol pero a modo de exhibición.
Fueron 14 los deportes incluidos en el programa, con la adición de la lucha, equitación, el boxeo y el golf.
Según el libro Los Juegos Regionales Más Antiguos, de la autoría del ya fallecido periodista Enrique Montesinos, los de la mayor de las Antillas lograron supremacía en el béisbol (tercera corona), atletismo y natación; en tanto que la esgrima no pudo conquistar el título debido al retiro de la delegación caribeña, frente al argumento de la parcialidad e incompetencia del jurado durante el torneo de florete.
Individualmente, la clavadista Margaret Chapman (trampolín a tres metros) se convirtió en la primera en agenciarse el metal dorado en estas citas, y también se vistió de oro en las competencias de la natación de 400 metros libre y el relevo 4x100 de ese estilo.
Su connacional Olga Luque escaló tres veces lo más alto del podio en las pruebas de 100 metros espalda, 200 pecho y la posta 4x100 estilo libre.
En ese relevo, también se titularon Margot Blanco y Elcira Loret; mientras que María C. Llano fue campeona en los 100 metros libres.
Del deporte rey, el velocista Conrado Rodríguez resultó primero en los 100, 200 y en la posta 4x100 metros planos, con récords para la competencia incluidos.
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Señala el compendio histórico de Enrique Montesinos que el conjunto de tiro deportivo compuesto por Gustavo Alfonso, Ernesto Herrero y Joaquín Pedroso obtuvo los metales áureos de los eventos de duelo por equipos y pistola libre.
México retomó su primer puesto en la tabla de posiciones con 37 preseas de oro, 20 de plata y 21 de bronce, escoltado por Cuba (31-38-24) y Puerto Rico (5-5-5); por lo que los mexicanos y los cubanos se consolidaron como potencias deportivas de la región. (Evelyn Corbillón Díaz, ACN)