Para nadie es un secreto que el Estado cubano destina cuantiosos recursos a la lucha contra vectores a lo largo y ancho del archipiélago y con el propósito de velar por el bienestar de la población.
En todas las provincias de la Mayor de las Antillas, se cuenta con el apoyo de numerosos organismos e instituciones centrados en garantizar las materias primas requeridas para tales labores o las dirigidas a la recogida de desechos sólidos, reparación de salideros de agua, tratamiento adulticida,…
Pero en diversas ocasiones ese mismo pueblo contribuye a la propagación de vectores- sobre todo del mosquito-, debido a la inconsciencia y la poca percepción del riesgo acerca de las enfermedades transmitidas y sus consecuencias, o la errónea opinión de que a “mí no me tocará”.
De acuerdo con Carlos Fuster Callaba, subdirector de Control de Vectores del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Pinar del Río, el Aedes Aegypti ya ha extendido su campo de cría, y acude a más de 110 tipos de depósitos de agua limpia y albañal.
Drenajes pluviales y oquedades de árboles descuellan como nuevos sitios elegidos por el mosquito para la proliferación de su especie, y se demanda por ende de empeños superiores para la higienización.
Viviendas con envases de agua destapados o a la intemperie, figuran entre las principales indisciplinas detectadas por los operarios de la campaña antivectorial, sin mencionar aquellas personas que se resisten a la fumigación o mantienen sus casas cerradas, a pesar de los múltiples llamados por parte de los medios de difusión del país.
Respuestas que denotan faltas de respeto a los “campañistas”, de igual modo saltan a la vista en materia de lucha contra el mosquito, sin obviar la no preservación del abate aplicado en tanques, el cual pudiera soportar numerosos recambios de agua.
Cuando comience el mes de noviembre, 100 reclutas del Servicio Militar Activo se incorporarán en calidad de operarios en el extremo más occidental de la nación, esfuerzo que debe estabilizar las deficiencias de fuerza de trabajo, mas será insuficiente sin la integración efectiva de las personas.
Multas de alto monto y la imposición de sanciones que van de uno a tres años de privación de libertad- en caso de reincidencias en la detección de focos-, incitan a los propietarios a mantener la vigilancia de sus moradas, aunque ello pudiera resultar escaso para quienes todavía pretenden burlar el control de vectores.
No obstante, al sector empresarial también le corresponde su cuota de responsabilidad en la actual situación que vive Vueltabajo, marcado por un incremento de la infestación desde agosto último y de focalidad a partir del 10 de octubre.
Al cierre de septiembre se reportaron 38 centros de trabajo con focos de mosquitos- o en sus cercanías-, algunos de ellos radicados en instituciones educacionales, cifra que evidencia a las claras la falta de rigor persistente en diferentes instancias.
Los intentos por preservar la salud de la población, no recaen únicamente en los entes destinados a ese fin. Atañe a todos y cada uno de los ciudadanos en su radio de acción (por más que se considere trillada la expresión), inmiscuirse verdaderamente en un combate que como invitaba el programa de televisión, debe ser sin tregua.