Camagüey, 1 ago (AIN) Como todos los años desde 1991, en esta ciudad se recordó hoy el aniversario de las bodas del Mayor General Ignacio Agramonte y Amalia Simoni, con el enlace de dos parejas de jóvenes profesionales en la casa quinta natal de la esposa del patriota camagüeyano.
Los médicos Jorge Enrique García y Yadira Domenech, y el estomatólogo Renzo Costa y la aún estudiante de esa especialidad, Yainet González, protagonizaron las nupcias que rindieron tributo a un matrimonio consolidado en medio de la primera guerra independentista del siglo XIX en Cuba.
Para ellos, el casamiento mediante esa ceremonia simbólica constituyó el compromiso de honrar una tradición que resalta la dimensión de valores éticos universales, a través de sentimientos como la fidelidad, la futura formación de una familia, el amor puro y la perdurabilidad del patriotismo de Amalia e Ignacio.
Así lo expresaron emocionados Yainet y Renzo, para los cuales el epistolario de los antológicos amantes camagüeyanos siempre fue un referente de la pasión que hoy formalizaron ante la ley, y por ello buscaron ser una de las parejas elegidas para revivir el aniversario 146 de esa unión.
Según explicó la novia a la prensa, ser seleccionados es además un honor, pues entre todos los que se inscriben se escogen a jóvenes de una meritoria trayectoria estudiantil o profesional, con buenas relaciones humanas, y con otros requisitos que resalten valores positivos en una compleja época como la actual.
Sibelys Texidor, directora del museo radicado en la otrora residencia de la familia Simoni, confirmó que esa es la esencia del proyecto de la boda simbólica desde sus inicios, y que se une a otros impulsados por la institución a favor del desarrollo pleno de la sociedad y de la mujer dentro de ella.
Amalia Simoni e Ignacio Agramonte contrajeron nupcias el primero de agosto de 1868, pocos meses antes del estallido de la Guerra de los Diez Años, a la cual se incorporaría Agramonte y ella lo seguiría para concebir sus hijos en plena manigua, donde fue apresada en 1870 y posteriormente exiliada.
Tres años después, el Mayor cayó en combate sin volver a ver a la esposa y a su hijo Ernesto, y sin conocer a Herminia, su segunda hija.