La despedida del pueblo cubano al hombre que lo enseñó a triunfar, es toda solemnidad y emoción, y no podría ser de otra manera.
Aquí están abrazados los más puros sentimientos de un pueblo valiente hasta lo sublime, y las enseñanzas morales del más conocido, longevo e impactante de sus líderes.
El traslado de las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz de La Habana a Santiago de Cuba es, sin dudas, otro capítulo conmovedor y único.
Bayamo, la más cubana de las ciudades de Cuba, velará los restos gloriosos durante la noche del dos de diciembre, fecha inolvidable para la memoria nacional.
De tal manera, las cenizas del héroe estarán en la provincia de Granma, al cumplirse 60 años del desembarco de él y los demás expedicionarios del yate Granma.
Para desbordar la emoción y el compromiso de los hijos de la provincia donde maduraron primero los sentimientos de patria y nacionalidad, la urna gloriosa pasará, rumbo a Santiago de Cuba, por los municipios de Cauto Cristo, Bayamo y Jiguaní.
En la Ciudad Monumento Nacional, bordeará la mítica Plaza de la Revolución, donde se firmó la primera acta de victoria para las armas cubanas, en 1868, y Fidel habló ante el pueblo en la medianoche del dos de enero de 1959.
En horas de la tarde de aquel día, el Comandante en Jefe aceptó la rendición de los oficiales del Puesto de Mando de la Zona de Operaciones de Bayamo, la potente agrupación armada que había combatido a los “barbudos” en la Sierra Maestra.
Dicha rendición convirtió a la primera ciudad liberada en 1868 por Carlos Manuel de Céspedes y su Ejército Mambí, en la última que obtendría esta condición en 1959, ahora bajo la guía de Fidel Castro y el Ejército Rebelde.
Aquel dos de enero, además, la Banda Municipal de Conciertos ofreció a la Caravana de la Libertad la Marcha del 26 de Julio, con la primera versión instrumental creada para ese formato en el país.
La agrupación estaba dirigida por Rafael Cabrera, hijo de Manuel Muñoz, quien hizo la primera instrumentación del Himno Nacional y con ella acompañó a Céspedes y sus hombres cuando tomaban la urbe.
Las cenizas de Fidel pasarán cerca de la casa natal del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, líder iniciador de las guerras cubanas por la independencia y contra la esclavitud.
Después, pernoctarán en el parque-museo Ñico López, antiguo cuartel Carlos Manuel de Céspedes, atacado el 26 de julio de 1953, simultáneamente con el Moncada, de Santiago de Cuba.
En aquella fecha el recinto militar era la sede del escuadrón 13 de la Guardia Rural, tenía 38 soldados y estaba compuesto por tres edificios: el cuartel propiamente dicho (calabozo, dormitorio, capitanía), el club de oficiales y la caballeriza.
De los jóvenes atacantes, solo uno resultó herido en la acción, pero 10 fueron asesinados por la soldadesca de Fulgencio Batista. Otros pudieron evadir la persecución con ayuda valiente y desinteresada de decenas de vecinos de Bayamo y sus alrededores.
Para reafirmar su singularidad en la historia nacional, el pueblo bayamés efectuará, en la noche del dos de diciembre y la madrugada del tres, una vigilia y una peregrinación masivas, como homenaje al Héroe de la Sierra Maestra.
La vigilia, animada por artistas locales, tendrá lugar en la Plaza de la Patria, donde Fidel habló el 26 de julio de 1982, y en igual fecha de 2006, pronunció su último discurso público con motivo del Día de la Rebeldía Nacional.
Tras la velada, los congregados caminarán varias cuadras, para pasar frente al parque-museo Ñico López, acción que, se espera, realizarán miles de personas, sobre todo jóvenes y niños, hasta el amanecer.
Bayamo, la ciudad incendiada por sus moradores para continuar la guerra independentista en bosques y montañas, volverá a vivir horas únicas e inolvidables.
La luz y el calor de las llamas sublimes darán una acogida cálida y singular a las cenizas del Comandante en Jefe, durante su estancia en Bayamo.
Martín A. Corona Jerez
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01 Diciembre 2016
01 Diciembre 2016
hace 8 años