Nuevamente los dolores de cabeza aparecen en los deportes de combate cubanos. No solo en el boxeo, el judo o la lucha, se tornan difíciles las decisiones a adoptar por los especialistas de la comisión nacional o el cuerpo técnico de la preselección, pues ahora también se les presenta a los máximos responsables del taekwondo.
Aunque todavía ese deporte se encuentra inmerso en obtener la clasificación de sus atletas a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, existe una gran incógnita en la división masculina de más 80 kilogramos, que ni el más avezado de los vaticinadores se atrevería a dilucidar, ni decidir entre un Rafael Alba, campeón mundial, o un Robelis Despaigne, medallista de bronce olímpico.
Lo cierto es, que este tipo de cefalea resulta alentadora para el taekwondo y el deporte en general, pues que en divisiones supercompletas –con excepción de Mijaín López (120 kilos), en la lucha grecorromana, - no aparecía al menos una figura en ninguna otra disciplina, incluso en el boxeo, con la fuerza necesaria para escalar al podio olímpico o universal.
De ahí la satisfacción de los federativos y directivos, pero: ¿dónde se traba el paraguas?, pues a la hora de saber escoger con justicia y sapiencia, donde más allá de cualquier interés nominal, prime sobre todo la trayectoria y el momento en el que se encuentran física, competitiva y mentalmente ambos contendientes.
No por gusto, Despaigne y Alba fueron los únicos representantes de la Isla –como si de un duelo se tratase- en el recién concluido Grand Prix de Manchester, Gran Bretaña, el cual se efectuó con las divisiones olímpicas que, por supuesto, otorgaba puntos a los competidores de cara a esa justa multideportiva.
Si bien Rafael resultó el único de los dos que pudo acceder a la gran final y agenciarse la presea de plata en el certamen, ante la crema y nata de este deporte, tampoco puede prescindirse de golpe y porrazo de un Robelis que, pese a haber caído en su primer compromiso en el referido foro, ha dado sobradas muestras de su calidad en lides foráneas.
Igual, aunque ambos son monarcas de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 –Alba en 87 kg y Despaigne en +87-, Alba aparece con la mayor progresión en los últimos dos años, pues se coronó en la cita mundial de la urbe mexicana de Puebla 2013 y volvió a escalar al podio este año en Chelíabinsk, Rusia, para colgarse el metal de bronce.
Ubicación que también alcanzó Despaigne, pero que ciertamente ha tenido alguna que otra intermitencia en la arena internacional, lo cual hace dudar a algunos su posible participación a Río de Janeiro, aunque cuenta con la experiencia de haber sido tercero en Londres 2012.
Precisamente, con ese único metal alcanzado por su selección, Cuba pudo mantener su constancia en el podio olímpico desde que esta disciplina debutara en Sidney 2000, algo que no debe influir en la decisión, pero que indudablemente no puede pasarse por alto.
Ahora, la reciente actuación de Alba en la localidad británica despejó igualmente cualquier duda sobre su calidad, quien, además, no solo pudo agenciarse el segundo escaño, sino que también aportó 24 importantes puntos a la clasificación olímpica de la división, por lo que de ahí, pudiera partir la decisión de la comisión nacional: dejarles a ellos su propia inclusión o exclusión del equipo.
No obstante, aún queda tiempo y hay que esperar, porque cualquier cosa sucede en los deportes de combate, sobre todo en este, que es bien traumático y en el que, además, la forma deportiva suele variar en un pestañazo, aunque Alba haya estado en contra de cualquier lógica posible en las últimas dos temporadas.
El mismo cuenta asimismo con dos factores importantes: poseer una madurez competitiva a los 22 años de edad y unas envidiables condiciones anatómicas, mientras que Despaigne, con 27, de seguro aspirará a cambiar el color de su medalla olímpica para la reunión venidera, pero por lo pronto, primero habrá que clasificar.
Alejandro Martínez Martínez| Foto de Archivo
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22 Octubre 2015
22 Octubre 2015
hace 9 años