Guantánamo, 16 dic (ACN) Antonia Luisa Cabal, conocida como Tussy, junto a otros dos grandes referentes de la cultura cubana, Sócrates Villalón y Rafael Inciarte, fueron recordados hoy en Guantánamo, en el marco de la jornada "Sócrates Villalón in memoriam", en la Fiesta A La Guantanamera.
El taller sesionó en el Centro de Superación para la Cultura y atrajo a un amplio público que encomió la rica herencia cultural que estos maestros dejaron.
Francisco Viel, exdirector del Centro de Superación, compartió entrañables anécdotas sobre su amistad con Sócrates Villalón, un educador destacado por su fluidez y profundo conocimiento en la enseñanza artística.
Villalón fue pionero en la creación de un programa de música de piano popular, que revolucionó la educación musical en Cuba, que aunque nació en Guantánamo, llegó a La Habana gracias a la profesora María Antonia Tará.
El legado de Sócrates también incluye su papel fundamental en la formación de la academia de cultura en la provincia oriental, donde impulsó la creación de una Escuela de Superación para Músicos.
En un contexto donde 32 orquestas carecían de reconocimiento académico, la visión del pedagogo fue proporcionarles al menos un nivel elemental de formación, detalló Paula Villalón, cantante y estomatóloga, hija de este referente.
La mencionada Academia se convirtió en un refugio para jóvenes apasionados por la música que no lograron ser aceptados en escuelas de arte, incluidos aquellos con discapacidades.
Antonia Luisa Cabal, excelente pianista, dejó una huella imborrable desde la enseñanza, sobre lo cual Andrés Sayú Quiala, profesor de la Escuela Profesional de Música, destacó que Tussy tiene una inmensa trayectoria para recordar y mencionó que en un esfuerzo del proyecto del Comandante en Jefe Fidel Castro en 1961, de establecer escuelas de arte en todo el país, ella lo logró en Guantánamo al año siguiente.
En aquel entonces se llamaba Escuela Vocacional de Arte, e inició con cuatro especialidades, y aunque no la dirigió, fue la formadora, junto a Inciarte, de varias generaciones de talentos del Guaso.
Rafael Inciarte también brilló como profesor, arreglista y compositor, su hijo, artista de igual nombre, subrayó en el encuentro que su padre escribió libros dedicados a instrumentos como la guitarra y el clarinete, al igual que a bailes como el danzón.
Antes del triunfo revolucionario la familia Inciarte ya formaba artistas en una escuela en casa sin cobrar por ello, y tras la Revolución, consolidaron sus esfuerzos junto a Tussy y otros grandes maestros que cimentaron lo que hoy es la música cubana.
José Cuenca, director del Centro Rafael Inciarte, enfatizó el valor excepcional de estos fundadores al crear no solo músicos sino también seres humanos más íntegros, "la formación que recibimos fue tanto musical como cívica y ética gracias a ellos, sus alumnos siempre recordamos a estas personalidades porque nos marcaron para toda la vida”, subrayó Cuenca.
Señaló que la academia cubana de enseñanza artística le debe a estos grandes maestros la formación de la lírica popular, puesto que fueron promotores claves en ello y en la investigación musical, donde siempre mostraron humildad y sencillez y en su legado debe prevalecer la unidad de todos los saberes de la cultura para dejar una huella imborrable en la formación integral de las personas.