La Habana, 13 jun (ACN) Los 95 años del natalicio del destacado intelectual, político y combatiente revolucionario Armando Hart Dávalos fueron recordados este viernes en la Sala que lleva su nombre en la Biblioteca Nacional José Martí.
En presencia de Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura, y de Luis Morlote Rivas, funcionario del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, se desarrolló un enjundioso panel donde reconocidas figuras rememoraron la trayectoria histórica y cultural de Hart y sus aportes al entramado artístico de la nación.
Omar Valiño, director de la centenaria institución, dio la bienvenida a los asistentes, y moderó una mesa presidida por el poeta, narrador, ensayista y etnólogo Miguel Barnet; el historiador Eduardo Torres-Cuevas; Helmo Hernández, presidente de la Fundación Ludwig de Cuba, y el presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto Jiménez.
Según Hernández, recordar el paso de grandes como Hart es mantener viva la historia de quien veía la cultura como un arma y a la vez un escudo para llegar a donde quería.
Hoy, acotó, solo queda defender y mantener vigente su obra a través de libros que se hayan escrito sobre él, conferencias y paneles, entre otros espacios que permitan el debate e intercambio con las diferentes generaciones, para que todos lo conozcan y se motiven a investigar.
Barnet, por su parte, enfatizó en que no se puede dejar de mencionar su trabajo de investigación y promoción inspirado en José Martí, quien fue un guía por excelencia en el itinerario intelectual de un hombre que consagró gran parte de su existencia al servicio público.
El también presidente de la Fundación Fernando Ortiz, aseguró que Hart fue un verdadero hombre de pensamiento y de acción, que siempre protegió la cultura política cubana y decía que, si fallaba la cultura, fallaba la política, cuidado que se mantiene hasta la actualidad.
Este hombre cabal, fidelista y martiano, plasmó siempre sus motivos y razones de un modo que asombraba; por eso es necesario conocer las huellas que dejó, principalmente en su paso por el Ministerio de Cultura en diciembre de 1976 hasta 1997, un momento que, si hubiese sido sábado, diría que fue un sábado de gloria, expresó el reconocido intelectual autor de Biografía de un Cimarrón.
Torres Cuevas, quien desde que escuchó hablar del homenajeado en enero 1950 cuando Fidel Castro Ruz y Armando Hart conversaban de los sucesos de la entonces Isla de Pinos, comenzó a investigar su trayectoria para conocer mejor quién era ese hombre que luego pasó a ser ministro de Educación desde 1959 hasta 1965.
Su impronta como ministro, refirió, llega aún a nuestros tiempos, y está en cada forma en la que se organiza el arte desde las diferentes instituciones que, aunque no se diga, se inspiran y tienen en cuenta la visión integradora de Hart, un hombre activo y creativo, con gran capacidad de compresión y diálogo.
Sentenció además el eminente académico y director de la Oficina del Programa Martiano que estudiarlo no es leer algunos libros sobre él, sino investigar a fondo e ir directamente a las personas que tienen algo que contar, pues su obra es infinita y siempre en ella se encuentra algo nuevo.
Otro de los panelistas, Abel Prieto, concluyó su intervención invitando a todos los presentes en la Sala Hart a volver al sentido ético de quien hubiera cumplido 95 años, teniendo en cuenta su forma de proteger la historia; aferrándose siempre a la cultura como algo central, y con un profundo interés por los jóvenes y las futuras generaciones.