Santiago de Cuba, 15 jun (ACN) El día de los padres es una ocasión especial en la que se honra y se celebra a esos hombres maravillosos que desempeñan un papel fundamental en la vida, resulta una oportunidad única para expresarles amor, admiración y gratitud infinita.
En el sector cooperativo y campesino existen muchos padres ejemplares, entregados a la producción de alimentos y también a la crianza y educación de sus hijos, formando valores que aseguren la continuidad en el surco.
Salvador Clavijo y su hijo Yoandris, hoy se dedican a la producción agropecuaria, al tiempo que transmiten sus conocimientos a las nuevas generaciones de la familia.
Mis raíces son campesinas y siempre he estado vinculado al trabajo en el campo, comentó Salvador, socio de la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Antonio Maceo.
Sus hijos, según expresó, crecieron mientras se desempeñaba como presidente de la CCS, sus abuelos siempre fueron socios de la cooperativa y de ahí aprendió los saberes técnicos para trabajar la tierra.
El XIII Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, al que estuvo invitado, demostró la importancia de trabajar con las familias, con hijos y nietos para asegurar la continuidad de la organización y también garantizar el relevo en la tierra, explicó.
Los jóvenes tienen que saber cuánto esfuerzo demanda producir alimentos en los momentos actuales y la importancia de ser campesino, eso lo aprendí de mis padres y abuelos, manifestó Yoandris, el mayor de la descendencia de Salvador, con más de cuatro hectáreas de tierra en usufructo vinculadas a la Unidad Básica de Producción Cooperativa La Armonía.
Tengo el ciento por ciento de la finca sembrada de maíz, yuca, y otros cultivos y me gusta la agricultura, así me enseñaron y hoy transmito esos conocimientos a mis hijos, dijo el joven labriego.
Ellos deben saber de dónde viene el sustento y cuán sacrificado es el quehacer de un campesino, mi mayor orgullo es tenerlos y que mi papá me ayude en su formación, destacó.
Los padres son esos seres especiales que la vida regala para acompañar el recorrido emocional por el mundo, su capacidad de amar y proteger es infinita, cómplices por naturaleza de las primeras aventuras.
Sucede así en la familia de Salvador y Yoandris, donde se asegura la tradición campesina desde el ejemplo, el cariño y el respeto paternal.