Ciego de Ávila, 10 dic (ACN) Unas horas antes de la celebración del Día de los Derechos Humanos, este 10 de diciembre, al ser entrevistado para la Agencia Cubana de Noticias, Pablo León Águila declaraba que nada puede apagarle la luz de la perseverancia para seguir defendiendo la idea de que todo es posible en materia de paz, igualdad y justicia social.
Afirmaba con absoluta certeza de que, por ese camino en busca de la esperanza de un mundo más apacible, igualitario y llevadero, ni la retinosis pigmentaria ha podido desanimarlo por ser una persona ciega y así lo corroboraba: “Hace años tengo total autonomía dentro y fuera de mi hogar, gracias a las ventajas de las cuales disfruto como ser humano en mi patria”.
Aunque la enfermedad comenzó a inquietarlo desde niño, no le impidió avanzar en los estudios hasta graduarse de técnico medio en fabricación de azúcar y empezó a trabajar en el central Ciro Redondo, de la provincia de Ciego de Ávila.
“Cuando los médicos recomendaron no dedicarle más tiempo a la industria azucarera, pasé un curso y me incorporé a la construcción como técnico de la calidad hasta jubilarme por invalidez total, al quedarme ciego en 1997”.
Desde entonces, Pablo no se ha acomodado en un sillón a esperar que su familia le ponga todo en las manos.
“No me considero una persona con discapacidad, sino de una capacidad diferente para hacer una vida normal. Por ejemplo, en mi vivienda hago mantenimientos a los sistemas eléctricos y trabajos de plomería, entre otras labores”, comentó.
“Nunca he roto un vaso ayudando a fregar, pregúntele a mi esposa Donatila, enfermera con quien llevo más de 30 años, o a mi hijo Dany Alberto, ingeniero agrónomo, sobre cómo alisto mi fogón pique y le doy mantenimiento al ventilador. Por cierto, tampoco me he caído cuando voy a la bodega a buscar el pan; si eso sucediera, sabré levantarme”, afirma con orgullo.
“¿Cómo he encauzado a la Asociación del Ciego en calidad de presidente?, bueno, el éxito no ha sido solo mío, sino también de Carmen, de Idania, de Yandy, de Yasmani, miembros de nuestro secretariado municipal, de Reina María Cantero González, nuestra oficinista, y de los 52 asociados, de ellos siete personas ciegas y los demás con baja visión”, dijo.
Considera Pablo que la entrega a sus miembros de 18 viviendas, gracias a la cooperación de las direcciones del Partido y del Gobierno, ha sido uno de los principales aportes por los que la Asociación Nacional del Ciego (ANCI) del municipio avileño de Ciro Redondo, se ubica entre las más destacadas de Cuba en el funcionamiento integral y ostenta la condición de Vanguardia Nacional hace más de una década.
“Seis de esas casas, con paredes de mampostería y techo de placa, han sido facilitadas por el sistema de subsidios, y también por este programa de la Revolución, otro inmueble está en la fase de construcción.
“Tenemos cuatro áreas de rehabilitación en los hogares de nuestros asociados, donde los enseñamos a cocinar, a poner o quitar un interruptor eléctrico, a vestir una cama, a usar el bastón fuera del hogar”, señaló.
Para León Águila la inserción social es la tarea suprema del colectivo; pone de ejemplo a Idania Brito Torres, a quien la baja visión la obligó a jubilarse y a dedicarse a las labores hogareñas luego de 34 años de desempeño como maestra, pero no la invalidó a ser útil en el barrio.
“Cuando llegué a esta casa número 9, en Los Altos de Manguito, junto a mis familiares y vecinos reanimamos el trabajo de los Comités de Defensa de la Revolución. Creamos también una organización cederista infantil nombrada Ismaelillo, muy activos sus miembros en todas las tareas, incluso, en la propaganda”, declara Idania.
“Es cierto que soy una mujer de escasa vista, pero de profundos sentimientos por el cariño de mis seres queridos, por la ayuda de la Revolución que me facilitó un trasplante de córnea de forma gratuita y las posibilidades de otra similar operación, y muy feliz de incorporarme a esa linda y nueva familia que pertenece a la ANCI”, comenta agradecida.
Quien fue mucho tiempo afiliada al Sindicato de la Educación, medita que su padecimiento no la limita a celebrar en el barrio las efemérides patrióticas, ayudar a los nietos en las tareas, atender a niños, jóvenes y adultos en situación de discapacidad.
“La vida es como una escalera, nosotros hemos subido varios peldaños y no creemos haber llegado al fin porque somos Vanguardias Nacionales; eso sí, avanzamos con el legado de Fidel que tuvo la gentileza de crear nuestra organización para lograr la inserción social de personas ciegas y con baja visión”, enfatizó Pablo.
Con ese optimismo y fuerzas de no dejarse vencer ante las dificultades de la vida habla León Águila, quien por sus méritos ha sido miembro del Consejo Nacional y de la comisión para atender los asuntos jurídicos, estatutos y reglamentos de la Asociación del Ciego en el país.
Indudablemente, con su visión en el día a día, Pablo ve clarito.
El quehacer de este avileño y de sus compañeros en la ANCI es muestra del respeto de Cuba a la promoción, formulación y evaluación de normas, planes, programas y medidas destinados a dar una mayor igualdad de oportunidades a las personas con discapacidad, derechos humanos sin distinción.