La costura y la vocación en la vida de Deysi: una pinera jubilada

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ACN - Cuba
Linet Gordillo Guillama
912
02 Noviembre 2024

Nueva Gerona, 2 nov (ACN) Deysi Reina Acosta es la mejor costurera que puedas encontrar en Isla de la Juventud, aseguró a la Agencia Cubana de Noticias una de sus clientas habituales mientras se despedía satisfecha luego de recoger varias piezas terminadas.
   Risueña —por esa referencia que considera exagerada— comentó que no fue espontánea su vocación por el arte de la costura, sino parte de las rígidas normas familiares.
   Crecí en una familia muy tradicional, donde los roles de género estaban muy bien definidos y no había manera de evadirlos. A las niñas, desde muy pequeñas, se les enseñaba las tareas del hogar porque, según se había repetido por generaciones, una mujer debe saber “llevar su casa, y hacerlo bien”, refirió.
   Explicó que esa educación doméstica comenzaba por las tareas de orden y limpieza y en la medida en que crecían, se añadían otras más complejas como coser, tejer, bordar, cocinar... 
   Las labores de aguja eran dirigidas por mi abuela, quien con una mezcla de paciencia y rigor, no siempre bien balanceada, enseñó a todas las nietas como antes lo hizo con las hijas, dijo. 
   Refirió que, a pesar de todo, varias de ellas le tomaron el gusto y les ha sido muy útil a lo largo de la vida.
   Por suerte, los tiempos fueron cambiando y con ellos el desempeño social de la mujer. Tuve la oportunidad de estudiar y licenciarme en Educación, pero la profesión de maestra no me dejaba mucho tiempo para la costura y a eso se le fue sumando la llegada de los hijos, las responsabilidades del hogar y con la pareja, en fin, que pude dedicarme a coser solo después de la jubilación, enfatizó.
   Recordó entre las muchas anécdotas a compartir la ocurrida con el equipo de béisbol. “A los peloteros les entregaron los uniformes unos días antes de salir a jugar a otra provincia. Todos querían llevar sus mejores galas. El asunto es todos los integrantes del equipo vinieron para que les arreglara el respectivo traje cuando faltaba menos de una semana para el viaje. 
   Fue una locura, la máquina de coser no paraba ni de día, ni de noche. Varias veces me sorprendió el amanecer todavía en mi labor, pero los muchachos se fueron con su uniforme a la medida, sonrió satisfecha.
   Coser es un arte, puedes aprender muchas técnicas para mejorar tu trabajo, pero hay componentes subjetivos que son fundamentales: el talento y la creatividad, expresó. 
   Lo que más me llena de satisfacción y me motiva a sentarme cada mañana frente a la máquina de coser es ver la felicidad en los rostros de mis clientes al recibir el resultado de mi trabajo. No hay recompensa mayor, concluyó.