Este del Archipiélago de los Colorados: proteger la vida (+ Fotos)

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ACN - Cuba
Evelyn Corbillón Díaz I Fotos: Rafael Fernández Rosell
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05 Junio 2025

Pinar del Río, 5 jun (ACN) En el área protegida de recursos manejados Este del Archipiélago de los Colorados, en la porción norte de la provincia de Pinar del Río, proteger la flora y la fauna constituye prioridad para un grupo de hombres y mujeres que desde 2015 labora en la protección de la vida silvestre.

   De acuerdo con los expertos, cerca del 89 por ciento del área es marina, de ahí que cuente con dos valores importantes de conservación: el sitio de desove Corona de San Carlos y las poblaciones de manglar.

   Según José Luis León Calzadilla, especialista en conservación, la Corona de San Carlos es un refugio para el desove de múltiples especies como pargo, cherna, jurel, mero, entre otros, algunas incluidas en la lista roja por encontrarse en peligro o amenazadas.

   Año por año vienen y tratamos entonces de aumentar la vigilancia en el periodo de mayor presencia, para que se mantengan las especies, apuntó.

   Esta, una de las 22 áreas protegidas de Pinar del Río, fue declarada en 2021 y abarca parte de la porción norte de los municipios de Minas de Matahambre, Viñales y La Palma.

   Se caracteriza por poblaciones de aves de alto grado de endemismo en Cuba, pues de 26 que posee la Isla se han registrado 14; además de moluscos, unas 35 especies de coral identificadas, y de la flora y la fauna amenazadas.

   No obstante, esta zona ha estado muy pocas veces bajo el lento científico, por lo que a partir de investigaciones venideras pueden salir muchas más especies, explicó Raúl Martínez Rivera, especialista para la educación ambiental.

   Durante 2024 se detectaron actividades ilegales que van en detrimento de los valores naturales, como es el caso de la tala de árboles en el sitio de amortiguamiento donde nidifican aves rapaces, la utilización de las poblaciones de mangle prieto y patabán para la realización de carbón vegetal, y la depredación de cocodrilo y tortugas marinas para su posterior comercialización.

   Lograr que las actividades dentro del Este del Archipiélago de los Colorados se realicen sujetas a los planes de manejo y a las regulaciones resulta vital para permitir el flujo e intercambio de los recursos con el refugio de vida silvestre, explicó Martínez Rivera.

   Para ello la educación ambiental es clave, de cara a incidir en los modos de actuación de los habitantes de las comunidades asociadas al área sobre cómo proteger los recursos y buscar soluciones más adaptativas al cambio climático, dijo.

   Resaltó, en ese sentido, el trabajo con personas de todos los grupos etarios residentes en Puerto Esperanza y El Rosario, comunidades asociadas al refugio de vida silvestre; pero también en otras asentadas en la parte norte que se proveen de los recursos procedentes del Este del Archipiélago de los Colorados.

   Hay que hacer que se respeten los ciclos de veda; que entiendan cuáles son las artes de pesca sostenibles a usar, las dañinas para el fondo marino y las no sostenibles en el tiempo- acotó-; incluso las que degradan no solo el recurso a obtener sino el ecosistema asociado a su supervivencia.

   Por el transporte de las corrientes oceánicas todo lo que pase en Corona de San Carlos, por ejemplo, beneficia a la costa sur y parte de la norte del país, a Bahamas y otras naciones, indicó.

   Pero el área protegida también cuenta con un patrimonio cultural sumergido: pecios que, según refiere Naturaleza Secreta, datan de los siglos XVI y XVII; sin dudas un futuro atractivo para los interesados en el buceo.

   Este del Archipiélago de los Colorados puede ofrecer posibilidades para el turismo de naturaleza, para el disfrute de los canalizos, las poblaciones de manglar, los fondos marinos con puntos de buceo y playas vírgenes en la parte norte de la cayería dotadas de fragmentos de arenas blancas y agua cristalina, refirió Martínez Rivera.