Viñales, Pinar del Río, 2 jun (ACN) Saliany Otero Capote tiene apenas nueve años de edad y decidió celebrar su cumpleaños viviendo la aventura del canopy El Fortín, uno de los atractivos de Viñales para quienes quieren disfrutar de las bellezas naturales de la región.
Siempre quise venir porque mi papá se había tirado y me había contado que la pasó muy bien; y no le tuve miedo a la altura en ningún momento, aseguró la niña a la Agencia Cubana de Noticias.
Miles de visitantes nacionales y foráneos acuden cada año al lugar conocido como la Loma de la Cueva o Loma del Fortín, para completar una ruta de poco más de un kilómetro, distribuido en cuatro tramos colindantes con las copas de los árboles.
Cinco guías especializados pueden acompañar el trayecto, sobre todo para los niños, pues contemplar los mogotes es un atractivo que pocos quieren perderse.
Cada cable es diferente, por ejemplo, el primero es el más lento y alto, a 35 metros del nivel del suelo; y el último, el del recorrido más largo, con 400 metros, explicó Roilán Rivera, uno de los guías y fundador del canopy en Viñales.
Para vivir esta aventura no existen límites de edad ni de peso - dijo-; y aquí nos hemos encontrado todo tipo de personas: con miedos, fobias y discapacidades, y han superado sus límites para "archivar" una oportunidad inolvidable.
Aunque la mayor afluencia ocurre en los meses de verano, al canopy acuden visitantes constantemente para no perderse un encuentro singular con la naturaleza, en un ambiente tranquilo y seguro.
No han ocurrido accidentes, el equipamiento es de élite en este tipo de deporte y todos estamos preparados, apuntó Rivera.
Incluso no pocos apuestan por repetir la experiencia, como es el caso de la joven Rosalía Díaz, quien acumula cinco tiradas.
He venido con familiares y amigos, y ahora aproveché mi estancia en el campismo Dos Hermanas - a pocos kilómetros de allí- para regresar, destacó.
