La Habana,10 abr (ACN) Especialista de segundo grado en Pediatría, el doctor Carlos Ramírez Delgado comparte cada día su experiencia y saber en la atención a niños en Policlinico Carlos J. Finlay, de esta ciudad, tras 37 años de historia médica en hospitales y varias misiones internacionalistas.
El también Máster en Urgencias Médicas e Intensivista, al hablar sobre el ejercicio de su profesión, destacó la necesidad de tener mucha paciencia, fluida comunicación y saber identificar el lenguaje de infantes.
A la par resulta imprescindible ser empático con el paciente y la familia por igual, ser jovial, juguetón y disfrutar con ellos, "exteriorizar siempre ese niño interior", dijo.
Su mayor vida laboral fue en su natal Cienfuegos y tiene en su haber varias misiones internacionalistas, la primera de ellas en 1999, en Maputo, Mozambique.
Ramírez Delgado recordó esa incalculable experiencia como pediatra intensivista en un país con extrema situación de salud, donde las principales causas de consulta y muerte en niños solo las conocía mediante la investigación.
Malnutrición grave, sida, tuberculosis y malaria se encontraban entre las enfermedades que acechaban a las familias allí y le llegaban pequeños con indicadores de hemoglobina muy baja, relató.
No obstante el gran peso desde el punto de vista humano, expresó, la estadía de tres años en la nación africana le aportó a su desarrollo asistencial y docente.
También a la par la satisfacción de dejar huellas de gratitud tanto en pacientes como el personal en los hospitales donde estuvo, porque a pesar de las miles de campañas mediáticas de descrédito al personal de salud cubano, en las naciones donde se brinda ayuda solidaria se reconoce nuestra elevada preparación, afirmó el también profesor titular de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.
Reconforta que muchos años después, aseveró el entrevistado, aún lo recuerden médicos, hoy prestigiosos profesionales a quienes sirvió de estímulo para hacerse pediatras e intensivistas e impartió su conocimiento y experiencia.
En su carrera profesional, Carlos Ramírez Delgado ha asumido roles en la asistencia, la docencia y la investigación y se sumó en 2013 a la colaboración médica en Qatar, en el hospital cubano de Dukhan.
Dicha entidad, acotó, exigió a los profesionales un ambicioso desarrollo científico-técnico para ofrecer un servicio de salud de elevada calidad y mejora continua y ello contribuyó también a adquirir mayores conocimientos en este campo.
Desde su cargo de consultante en Pediatría, participó en la informatización de los servicios de Salud, jornadas científicas, congresos internacionales y en las primeras evaluaciones para la acreditación y reacreditación del hospital por parte de la Comisión Conjunta Internacional.
Aunque se hallaba en un país con alto nivel de progreso económico y condiciones sanitarias óptimas, esta misión le impuso nuevos retos por el idioma, la cultura, el clima y la religión.
Requirió mucho estudio de hábitos y costumbres qataríes, añadió el colaborador antillano, sin embargo, resaltó las bondades del trabajo con los menores, más allá de diferencias culturales.
Destacó que el enfrentamiento a la Covid-19 también fue un gran desafío, con asistencia a infantes afectados de forma leve o moderada y asintomáticos, así como intervenciones quirúrgicas de urgencias a convalecientes.
Los retos ponen a prueba a los seres humanos y lo más satisfactorio es demostrar la valía del personal médico en cada punto geográfico del orbe, concluyó.
Además de excelente profesional, Carlos Ramirez Delgado es un padre ejemplar y si bien habla con placer de su trayectoria como galeno, el orgullo resulta más notorio al mencionar a su familia.
La mayor de sus hijas siguió sus pasos y hoy es cirujana pediátrica, de hecho, trabajaron juntos en el hospital pediátrico de Centro Habana.