La Habana, 26 jun (ACN) Ernesto Soberón Guzmán, representante permanente de Cuba ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reiteró hoy el compromiso firme e invariable de su país con los principios fundacionales de la Organización.
Según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores en su sitio web, durante su intervención en el marco de la sesión conmemorativa por el aniversario 80 de la firma de la Carta de la ONU, el diplomático cubano condenó el genocidio israelí contra el pueblo palestino, así como los recientes e injustificados ataques de Israel y Estados Unidos contra la República Islámica de Irán.
Manifestó que ambos actos representan una nueva y peligrosa escalada del conflicto en Oriente Medio y constituyen una flagrante violación de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
Soberón Guzmán advirtió sobre el complejo escenario internacional actual, caracterizado por crisis económicas, cambio climático, tensiones geopolíticas y conflictos armados, así como por bloqueos, guerras no convencionales y reiteradas violaciones a los principios que sustentan la ONU.
El diplomático cubano denunció el desvío de recursos hacia la carrera armamentista, mientras se incumplen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, crece el hambre y persiste la pobreza.
Subrayó la necesidad urgente de reformar el orden económico internacional, erradicar las causas profundas de los conflictos y modificar los insostenibles patrones de producción y consumo.
Reclamó el fin inmediato de las medidas coercitivas unilaterales y exigió que los países desarrollados cumplan con sus compromisos en materia de desarrollo y cambio climático.
En su mensaje, el representante cubano recordó las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 1960 ante la Asamblea General de la ONU cuando expresó: “¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!”.
Además, hizo un llamado a fortalecer la solidaridad y la cooperación internacional, y a utilizar plenamente el papel de las Naciones Unidas, en particular de la Asamblea General, como instrumento legítimo y necesario para enfrentar los desafíos comunes de la humanidad.