Linet Gordillo Guillama | Foto: Autora
183
28 Marzo 2024

Nueva Gerona, 27 mar (ACN) En el Área Protegida Sur de la Isla de la Juventud, junto a la carretera que conduce al poblado de Cocodrilo, y a unos tres kilómetros del sitio conocido como Cayo Piedra, una formación vegetal destaca en el paisaje boscoso por lo inusual de la especie en esos rumbos: el Jardín de las Sabinas. 

   Alrededor de 400 ejemplares de ese pariente del ciprés conocido como Sabina de costa (Juniperus Lucayana), forman una  singular colonia que destaca en la floresta del lugar y no es la única que crece al Sur de la Reserva Ecológica Ciénaga de Lanier, según Francisco Gamboa Martínez, jefe de Conservación y Turismo de la empresa municipal de Flora y Fauna. 

   El directivo —experto conocedor de los bosques pineros— explicó hoy a la Agencia Cubana de Noticias que, si bien la referida colonia  de sabina de costa es la más conocida y está incluida en el Proyecto de Regeneración Natural, otras tres poblaciones enriquecen también el patrimonio forestal en Isla de la Juventud.

   Todas crecen en los bosques meridionales del territorio, aunque debido al difícil acceso, las otras han recibido menor atención. Se trata de una especie nativa que está incluida entre las 50 especies vegetales más amenazadas del país, por eso, es importante su conservación y multiplicación, destacó el ingeniero forestal.

   Expuso que es una de las especies más antiguas y adaptables que crecen en los  bosques cubanos. Su sistema radicular es capaz de afianzase allí, donde otras muchas no logran progresar, pero su germinación errática hace que le prestemos especial atención a su reproducción. 

   La sabina de costa, de porte arbustivo y follaje verde durante todo el año, no solo es valorada por la calidad de su madera y sus propiedades insecticidas, sino también por su prestancia como planta ornamental, una potencialidad que no ha pasado inadvertida para los especialistas forestales, añadió el experto.

   Acotó Gamboa Martínez que entre los proyectos con la sabina de costa, figura la creación de viveros para su multiplicación a través de semillas. No solo para preservar esa especie autóctona, sino también para su uso en el arbolado de nuestras ciudades y comunidades, teniendo en cuenta que puede desarrollarse en casi cualquier tipo de suelo.

   Los bosques de sabina, conocidos como sabinares, son considerados el testimonio vivo de un paisaje vegetal frecuente hace miles de años; tantos, que aún el homo sapiens no caminaba sobre la Tierra; por eso, este Jardín de las Sabinas pinero es un regalo de la naturaleza que ha viajado  por el túnel del tiempo hasta nuestros días.