Los alumnos de la Secundaria Básica Wenceslao Rivero, de Las Tunas, jamás podrían imaginarse que aquel adolescente delgado y largucho, que tras sonar la campana recibió una paliza en el cuadrilátero, luego se convertiría en la gran estrella del pugilismo mundial.
Sí, porque cuando el zurdo Luis Enrique Guerra, estudiante de ese plantel lo venció debajo de las gradas del estadio Julio Antonio Mella, al otro día sus compañeros de aula en broma le decían “jamonero” por haber vencido a un inexperto que apenas sabía moverse en el ring.
Perdía así su primer combate en 1965, con 13 años de edad, Teófilo Stevenson Lawrence (1952--2012), pero el legendario boxeador, que en este 11 de junio se cumplen 11 años de su fallecimiento por un infarto agudo del miocardio, regresó a su natal poblado de Delicias (Central Antonio Guiteras) con su entrenador con la esperanza de imponerse en el deporte de los puños.
Pero John Herrera, quien fuera campeón nacional de 1931 a 1935 en los pesos completos, sabía que en sus manos tenía un diamante en bruto, y comenzó a foguearlo intensamente hasta entregarlo a otros entrenadores que lo llevaron a obtener su primer triunfo: medalla de oro en el Campeonato Nacional Juvenil, en 1968.
Y así, Pirolo, como le llamaban familiares y amigos, fue obteniendo éxitos: con 18 años dio KO fulminante a Nancio Carrillo en el Torneo Playa Girón de 1970 y en ese propio año obtuvo oro en el Centroamericano de La Habana.
En los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia, en 1971, resultó derrotado por el norteamericano Duane Bobick, pero en los Juegos Olímpicos de Munich’72 se desquitó con el llamado Esperanza Blanca, para vencerlo por KO, de ahí que fuera declarado el boxeador más técnico del evento.
Durante ese certamen, cuando se le acercaron proponiéndole un millón de dólares para una posible pelea profesional, Stevenson respondió: “Prefiero el cariño de ocho millones de Cubanos”, y “No cambiaría mi pedazo de Cuba ni por todo el dinero que me puedan ofrecer”.
Fueron muchas las razones para que Stevenson apreciara tanto al Comandante en Jefe Fidel Castro, pero hay una que le comentó a la Agencia de Información Nacional (hoy ACN): “Cuando quedé fuera de la preselección nacional, le expresé al Comandante mi deseo de ir al Mundial de Reno ‘86. Entonces me dijo, bueno pero tienes que ganar y el entrenamiento para ir allá sería en la Isla de la Juventud”.
Y así fue, Stevenson concurrió a Reno y en el combate final, por la medalla de oro, propinó KO al norteamericano Alex García, para obtener su tercer título mundial, que en sí constituyó el último combate de su fértil carrera pugilística.
Sus resultados y progresión encima del ring eran evidentes, sobre todo con el perfeccionamiento del jab y el fortalecimiento de la mano izquierda.
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Por eso, tiempo después cuando un periodista de la AIN le preguntó cuál era su arma principal, el Tricampeón Olímpico y Mundial le respondió: “La mano izquierda porque con ella voy ablandando al contrario, lo voy acostumbrando con el jab y luego le descargo la derecha”.
Teófilo Stevenson finalizó su carrera con 321 victorias y 20 derrotas. Su figura se convirtió en leyenda. Fueron muchos los KO, pero también no fueron pocos quienes al escalar el cuadrilátero cuando el Tricampeón les rozaba con un guante se dejaban caer para refugiarse en la lona. (Roger Aguilera, ACN)