Recibir en el actual año el Premio Provincial de Medio Ambiente renueva su compromiso con la ciencia cubana, y el deseo de materializar los resultados de sus investigaciones y las del colectivo del Centro de Investigaciones de Bioalimentos (Ciba) de la provincia de Ciego de Ávila, donde labora.
Graduada de Ingeniera Química en la Universidad de Camagüey en 1992, Yamilé Jiménez Peña asegura que no trabaja para premios, sin embargo, lo acogió como justo agasajo a su desempeño en la formación de conciencia sobre las políticas ambientales.
El Ciba ―explica― gana más espacio en estos tiempos al integrarse a centros universitarios, comunidades, empresas y el sector campesino, con el propósito de fomentar la producción de alimentos y acciones para conservar el medio ambiente, de modo que se consiga un progreso armónico con el entorno.
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Los esfuerzos de su equipo de trabajo están presentes en estrategias de desarrollo locales y múltiples iniciativas para garantizar un incremento en las cosechas y la cría de animales, pese a la reducción de las importaciones de insumos y los efectos nocivos del cambio climático.
Ahí ―confirma― está también su “granito de arena”, desde una institución científica que lidera proyectos relacionados con la extensión de la cría de cerdos de capa oscura, la recuperación de las dunas en el destino turístico Jardines del Rey y el manejo integrado del Gran Humedal del Norte avileño.
Tres décadas después de salir de las aulas universitarias, reconoce que ha crecido como persona y profesional, y ampliado su espectro de trabajo con el intercambio y socialización de experiencias, sin dejar de superarse de manera continua.
Máster en Contaminación Ambiental, Jiménez Peña ha trabajado líneas de investigación relacionadas con el enfrentamiento a las afectaciones en aguas y suelos, logrando propuestas para el manejo eficiente de desechos animales en la producción sostenible de alimentos destinados al consumo humano.
En la actualidad se desempeña como una de las coordinadoras del proyecto internacional “Construyendo resiliencia costera en Cuba a través de soluciones naturales para la adaptación al cambio climático”, bajo el liderazgo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, con la cooperación de varios organismos mundiales.
Esta iniciativa, precisa, integra a la Agencia de Medio Ambiente y su Grupo Nacional de Evaluación de Riesgos, en estrecha coordinación con la Defensa Civil, el Ministerio de la Agricultura y los institutos nacionales de Recursos Hidráulicos y Planificación Física, acompañados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Las acciones de este proyecto, financiado por Unión Europea a través de la Alianza Global para el Cambio Climático plus (GCCA+), complementan los esfuerzos del país en la implementación de la Tarea Vida y forman parte del apoyo a las naciones más vulnerables para aumentar la resiliencia a ese fenómeno medioambiental, dijo.
Resiliencia Costera ―añadió― potencia una visión integrada de la reducción del riesgo de desastres (RRD) y la adaptación al cambio climático (CC) como base fundamental para la sostenibilidad de las acciones de desarrollo, mediante intervenciones directas en cuatro asentamientos costeros de la costa norte-central del país.
En litorales de las provincias Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey se prevé la implementación de soluciones naturales que permitan ajustarse al cambio climático: rehabilitación de costas, creación de fincas resilientes y planificación de acciones en comunidades y ecosistemas vulnerables.
Todo ello con el objetivo de fortalecer e integrar la RRD y la adaptación al CC en los planes de desarrollo socioeconómico de sectores y gobiernos de municipios costeros vulnerables, mediante intervenciones directas en cuatro (Caibarién, Yaguajay, Chambas y Nuevitas) y acciones de réplica en otros 11 de la propia zona.
Representa un honor y orgullo, subraya Yamilé, formar parte de este programa que apoya el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible propuestos por la Organización de Naciones Unidas.
Desde su ámbito ella acomete numerosas tareas que aportan y visualizan el quehacer científico, enalteciendo a la mujer como promotora de diferentes proyectos, impulsora de encadenamientos productivos, formadora de nuevas generaciones y asesora tecnológica para el desarrollo sostenible. ( Por Román Romero López, ACN)