Sobrepasa la veintena las veces que Orlando Britto Jinorio ha viajado a La Habana. Hace 25 años la visitó por vez primera y recuerda que una de las personas encontradas al inicio fue al curador Juan Delgado, con quien trabó amistad y participó luego en la edición pionera del proyecto Detrás del Muro en el Malecón Habanero, que tanta atención atrajo en la XI Bienal.
Ahora, con un cuarto de siglo de práctica curatorial, crítico de arte y gestor cultural, reincide en la segunda versión de Detrás del muro. En medio de la nada.
Con un historial como curador y subdirector en el Centro Atlántico de Arte Moderno, en Las Palmas de Gran Canaria, desarrolla trabajos conjuntos con varios eventos internacionales de las artes plásticas.
Orlando se declara encantado de participar en la XII Bienal de La Habana y en Detrás del muro, como curador asociado, donde trajo a los artistas Carlos Nicanor, de Canarias, Raquel Paiewonsky, de República Dominicana, y a Mounir Fatmi y Saafa Erruas, ambos de Marruecos, cuyas poéticas creativas tienen que ver con las fronteras, las utopías, los horizontes, desde diversas perspectivas y sensibilidades.
Subraya que esta vez esta propuesta con medio centenar de artistas de casi todo el mundo resulta más oportuna que nunca, en un contexto de diálogos internacionales en favor de la paz y en un sitio como el Malecón, con su especial surrealismo, en el seno del cual cualquier cosa puede ocurrir, tanto cultural, política, erótica como socialmente.
Como muchos isleños al fin, este promotor cultural tiene la teoría acerca de la psicología insular como una manera muy particular de representarse el orbe.
Destaca que para los habitantes de las islas, el mar y los océanos no les causan claustrofobia, sino que lo perciben como horizonte donde respirar otros aires, como oportunidad para viajar y también para quedarse.
Personalmente siente que cuando uno sale o permanece en un territorio insular ocurre una pulsión continua y contrapuesta, que bautiza como un síndrome del naufrago Robinson Crusoe y Ulises, el de la Odisea de Homero, obsesionado con su regreso a Ítaca.
Mientras, hasta el 22 de junio, cubanos y visitantes extranjeros podrán interactuar con las sugestivas piezas diseminadas desde el Castillo de la Punta hasta el Parque Maceo, en una Bienal que apuesta firme por sacar al arte de sus recintos habituales y ponerlo a dialogar con paseantes ocasionales, neófitos, aficionados y conocedores. (Por Octavio Borges Pérez, AIN)
Octavio Borges Pérez Foto: Yander Zamora
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16 Junio 2015
16 Junio 2015
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