Dayessi García Sosa | Fotos: Cortesía de la entrevistada
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16 Mayo 2023

 

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Como un torbellino recorre los pasillos de la Empresa Geominera de Camagüey cada mañana, y cual hada madrina saca su "barita", resuelve problemas, destraba procesos, ofrece esperanzas y devuelve sonrisas porque Malena de la Caridad Vega Rosales es una joven de muchísimas virtudes, pero sin dudas, ser madre es el colofón de sus mayores aspiraciones y mejores destrezas.

“Mi hija tiene gran significado en mi vida, es mi sueño hecho realidad, un pedazo de mí. Quiero que sea mejor que yo porque mi pequeña es mi felicidad, mi razón de ser”, expresó en conversación con la Agencia Cubana de Noticias.

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Ante la pregunta de cómo logra esa versatilidad y mantiene el optimismo, responde:

“Es difícil llevarlo todo a la misma vez, son muchas las horas que dedico a trabajar, a nuevos proyectos, siempre tratando de no afectar a mi descendencia, aunque en ocasiones llego tarde y ya está durmiendo, entonces trato de recuperar ese tiempo después y dibujo con ella, bailamos y conversamos mucho.

“El apoyo de la familia es fundamental, somos un gran equipo. Mi esposo, mi mamá, mis abuelos, mi tía y mis primos son los encargados de cuidar a la niña hasta que llego a casa. Ellos son mi sostén”, argumentó.

La similitud en la bondad de Male y su pequeña inspiran, la coincidencia de la pasión por el baile, las vuelve inseparables y cada vez que la princesa pisa un escenario, mamá sueña, se estremece.

“Todas las noches antes de dormir hacemos un recuento de su día en la escuela, me emociona ver cómo se supera porque cuando estoy con ella siento que es el momento más feliz del día, me encanta abrazarla y darle besos, intento cargarla y ya casi no cabe en mis brazos, está creciendo.

“Me siento muy orgullosa de ser su mamá, Alma es una niña muy inquieta pero de un corazón enorme”, dice con ojos brillosos, esos que la delatan y confirman que el sentimiento y el orgullo los lleva a flor de piel.

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Las miradas pícaras y las sonrisas cómplices son el acertijo de un camino correcto, de un futuro prometedor donde el amor y la confianza se funden entre madre e hija.

Clases de ballet, manualidades, una Maestría en Ciencias, el hecho de poder con todo, o mejor dicho, con casi todo, no significa que sea sencillo, pero ahí sigue Malena... firme, intrépida, certera.

“La maternidad me cambió mucho, me ha hecho ver la vida de modo diferente, de manera más humana, más sensible, entendí que las madres somos mujeres con un poder infinito, que somos las superheroínas de ese niño o niña que tenemos en casa y por eso no me permito claudicar. Ahora menos que nunca”, asegura.

El impulso crece cada vez que esa voz dulce y bajita la llama por "mamá que todo lo resuelve" y es que esa mami también tiene un paradigma fuerte que la enseñó a no flaquear, a no rendirse, que luchó contra viento y marea para apoyarla en sus estudios, para lograr que tuviera una vida digna, que forjó los valores que vemos en ella y le regaló toda la dedicación para esculpir a la madre que es hoy.

Lea aquí:

Ella que como una estrella ilumina las noches oscuras, y con su inmensidad y amor guía a su tesoro por el mejor sendero.

El sol casi se esconde y otra jornada termina, el ruido de los tacones se siente a lo lejos, en el bolso más documentos que tiempo pero corre, se agita, sonríe...Alma la espera. (Dayessi García Sosa, ACN)

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