Lino Lobatón, el vocero de Remedios

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Marta Hernández
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17 Junio 2015

remedios.jpgA Remedios hace unos años le falta una voz popular, la de Lino Lobatón, personaje conocido en la octava villa fundada por los españoles en Cuba, porque divulgaba constantemente la programación de las diferentes instituciones culturales.
   Recuerdan los lugareños como el mulato alto y delgado recorría calles y callejones; y al detenerse para conversar con los vecinos siempre les recordaba la hora y lugar donde estaban planificadas las actuaciones.
    Pedro Capdevilla, natural de esa urbe villaclareña, comenta que nada ni nadie escapaban al afán promocional de Lino, quien, además, asistía con puntualidad a cada una de las puestas planificadas en el poblado.
   Fueron muy pocas las veces que faltó a las salas y teatros donde se realizaban las presentaciones, casos en los que siempre aparecía un voluntario que iba hasta su casa para conocer la razón de su inasistencia,  refiere.
    Mauricio Escuela, remediano orgulloso, relata que Lino era un personaje auténtico, su amor por el pueblo lo llevo a atesorar objetos y desechos propios de las parrandas, carteles de conciertos, fotos de artistas, en fin todo aquello que él consideraba “importante”.
    El afán acumulativo redujo al mínimo el espacio dentro de la vivienda donde conjugaba, junto a las vírgenes, fotos de líderes políticos, velas, cortinas y piedras, las ofrendas que ofrecía a las múltiples deidades en las que creía.
    Quienes le conocieron y visitaron recuerdan que en la habitación, que él llamaba su dormitorio, habían tres tronos de antiguas carrozas.
     Siempre dormía en el del centro, pero,  cuando tronaba pernoctaba en el sitial de la derecha, o en el de la izquierda, la decisión variaba, según del punto cardinal de donde provenían los truenos.         
     A sus amigos les decía que por esa razón nunca le pasaba nada porque él respetaba la naturaleza y a los dioses.
    Ya muy anciano y casi ciego, Lino Lobatón es trasladado al Hogar de Ancianos de  Caibarién, donde todavía le quedaban algunos parientes. Allí vivió bien atendido y cuidado hasta  su fallecimiento.
    Ahora, en estos días cercanos a la celebración del 500 cumpleaños de Remedios, muchos lugareños recuerdan a Lino y aseguran que estaría muy feliz recordándoles a todos el horario y lugar de las festividades culturales con motivo del medio milenio de la villa que le vio nacer y de la que vivió siempre orgulloso. (Por Marta Hernández, AIN)