¿Por qué interesan filmes, documentales, fotografías, pinturas, grabados y otras expresiones estéticas? ¿Al valorar la dimensión filosófica y conceptual del arte se piensa solo en el contenido o en toda la dimensión holística del proceso creativo?
Unos y otros elementos son esenciales para comprender el sentido cultural de cada obra. Pero, sobre todo, adquiere vital importancia la investigación, pues conduce al creador o la creadora a desentrañar temas, conflictos y circunstancias al contar el relato.
La proximidad de la edición 44 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, del 8 al 17 de diciembre, motiva a reflexionar sobre un misterio provocador: el acto intuitivo. ¿Cómo lo sienten y lo manifiestan cultores de diferentes estilos y tendencias?
El séptimo arte constituye punto de partida para meditar sobre los contextos filosófico y práctico que se deben considerar desde el surgimiento de la idea hasta concretarla en un producto comunicativo de connotación artística.
Con esta perspectiva, una figura esencial en la construcción mediática, es el maestro Santiago Álvarez (1919-1998), quien devino notable realizador-investigador.
Mediante las realizaciones del Noticiero Icaic Latinoamericano y de documentales exquisitos patentizó dicha condición. El valor estético y la originalidad de su poética redescubren la imagen, el montaje y el sonido, en tanto recursos productores de sentido, a partir de la progresión dramática de los relatos.
En el siglo XXI se mantiene como referente activo, dialoga con públicos diferentes, debido a su condición de cronista del Tercer Mundo.
Imposible olvidarlo, el cineasta demostró cómo la Revolución Cubana, desde los inicios, ha sido parte de un importante movimiento de luchas emancipadoras.
Sobre una arista poco mencionada en su quehacer o por lo menos no tanto con el realce que lo merece reconoció: “Si la intuición tiene que ver con la magia y el misterio, es probable que sea verdad”.
Enseguida expone: “Sin embargo, me parece que si no hubiera tenido las experiencias que tuve en mi vida, si no hubiera estado en los Estados Unidos, si no hubiera trabajado de lavaplatos en Nueva York, si no hubiera sido minero, si no hubiera realizado todo el trabajo anterior a cuando empecé a hacer cine, si no tuviera la experiencia de un joven rebelde ante la injusticia de su tiempo, si no hubiera trabajado en una hora de radio juvenil cuando tenía catorce y quince años, porque tenía una vocación política, sino hubiera tenido todo ese background, creo que la intuición no daría resultado”.
Sin duda, las inspiraciones y la improvisación, esas ideas que pueden surgir en el momento mismo del acto creativo, tienen en su base, oficio y conocimiento del tema.
Por su parte, el notable fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson (1908-2004) hizo énfasis en “lo maravilloso de la fotografía intuitiva, en esa reacción personal, de vida, donde uno es uno mismo y al mismo tiempo se olvida de sí mismo para interrogar la realidad o para tratar de comprenderla”.
Ciertamente, de ningún modo existe ruta única para interpretar el método de trabajo y la técnica empleada por cada hacedor.
Otra notable figura, el pintor Marcelo Pogolotti (1902-1988), consideró que no hay concepto sin intuición.
“De no ser así, no habría evolución en la obra del artista, ni elaboración, ni se producirían las intuiciones en tal o cual dirección. Siempre existe una labor previa de elaboración y exploración, sin contar que a veces, confiésese o no, el punto de partida de una obra es el resultado de una serie de operaciones de prueba, equivócate y vuelve a probar. Es la actividad consciente la que, de continuo plantea nuevas preguntas”.
Es sumamente interesante el bregar de las emociones de quienes nos hacen pensar lo cotidiano, la memoria, el presente, a partir de códigos, mensajes, lenguajes, valores, para conocernos y reconocernos, por qué no, en profundidad, al bucear en el interior del alma, de los razonamientos, las causas y las consecuencias de fenómenos sociales, culturales, económicos y políticos.
Le corresponde a la crítica cultural aportar valoraciones propositivas sobre esos estados de conciencia en perenne devenir. Es improbable modelar una estructura crítica al arte sin la intervención, en última instancia, de la intuición como acto participativo, de implicación crítica del sujeto, ya sea artista o perceptor.
Premeditar la intuición tiene que ver con el adentro de la subjetividad hacia el afuera de cada persona, lo cual significa aplicar la inteligencia modeladora para reflexionar sobre el verdadero sentido de las cosas. Descubrirlo a diario es imperativo de este y de todos los tiempos.