Fundada el 17 de mayo de 1961, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap) concretó el sueño de miles de campesinos en Cuba, que durante decenas de años estuvieron abandonados y explotados.
La Anap dio derecho a los campesinos a ser dueños de tierras que nunca serían suyas en las condiciones previas al triunfo revolucionario del primero de enero de 1959.
Empero, la organización fue más allá, porque propició el disfrute de todos los derechos humanos de las capas más desfavorecidas de la sociedad.
De tal manera que los hombres y mujeres del agro obtuvieron de forma gratuita atención médica, educación y también seguridad, cuando antes esos valores eran inalcanzables para ellos.
A partir de ese momento se dignificaron sus vidas y la posibilidad de alcanzar y llegar tan lejos como sus capacidades se lo permitieran.
Según la dirección general de la Anap, en la actualidad, en función del trabajo de las cooperativas, hay casi 26 mil graduados universitarios y técnicos medios entre los que resaltan ingenieros en agronomía, en mecanización, en riego y drenaje, licenciados en economía y en otras ramas de la ciencia y la tecnología.
En los campos de Cuba, dan servicios centenares de centros de atención a la salud que incluyen consultorios, farmacias y centros de rehabilitación que garantizan mayor calidad de vida.
La familia campesina dispone hoy de una Ley de Seguridad Social que los protege a ellos y a sus familiares en caso de muerte o invalidez.
Con la premisa de misión principal, la organización campesina apoya la producción de alimentos, promueve el desempeño de sus asociados para facilitarles espacios de participación activa en la vida social y económica del país, así como afianzar rasgos de identidad cultural.
La asociación es reconocida en el Artículo No 7 de la Carta Magna de la República, y los derechos de los pequeños agricultores y de las cooperativas de producción agropecuaria están presentes en el Artículo 20 de la misma Constitución.
NECESARIO UN SALTO DE CALIDAD
Desde 2008, el gobierno decidió entregar tierras estatales ociosas o poco aprovechadas en un usufructo gratuito a personas naturales jurídicas al amparo de la cual recibieron un millón 200 mil hectáreas unos 16 mil individuos, a manera de fortalecer y conseguir soberanía alimentaria y disminuir importaciones e incrementar exportaciones.
Otra de las posibilidades aportadas por la Asociación consiste en promover aplicaciones metodológicas de campesino a campesino mediante la cual se desarrolla un proceso de capacitación para que los productores conozcan y apliquen herramientas modernas y sostenibles desde los recursos disponibles en cada finca o zonas, con vista a utilizar abono orgánico y obtener cosechas más sanas y ecológicas.
La directiva de la organización precisó que unas 50 mil familias accedieron a ese tipo de práctica cultural, de las cuales derivarán alimentos menos agresivos a la salud humana y animal.
En los tiempos que corren, la entidad requiere de una profundización en su gestión productiva, financiera y económica para acompasarse a las realidades actuales del contexto nacional.
Los consumidores abogan por una disminución de precios en los productos agrícolas y una seguridad mayor en la entrega de estos en placitas y mercados locales.
Cual espada de Damocles el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba es causa en gran parte del deterioro de la agricultura en el país, con centenares de hectáreas llenas de marabú que carecen de influencia en la mesa de comer.
Hacia esa situación, la Anap debía dirigir sus decisiones, modificar sus métodos de trabajo y facilitar mayor afluencia de alimentos a la población con precios asequibles.
En todo caso, la etapa actual resulta muy diferente a los inicios de la Revolución cubana y ahora, con un campo despoblado por el éxodo hacia las ciudades y otras latitudes, el sector agrícola debía ser prioritario en cualquiera de las decisiones del Gobierno.