Guantánamo: adaptación al cambio climático, una prioridad

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Pablo Soroa Fernández | ACN FOTO/Pablo SOROA
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10 Mayo 2016

Proceso de montaje de conductoras hidráulicas desde la presa Faustino Pérez hasta el nudo 106, en las cercanías de la ciudad de Guantánamo, Cuba, el 10 de mayo de 2016. ACN FOTO/Pablo SOROA

La adaptación al cambio climático constituye la base de la estrategia de la provincia de Guantánamo contra la sequía, “un prolongado período de condiciones anormalmente secas, como para que la falta de precipitaciones cause un grave desequilibrio ecológico”.

Esta definición de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) resulta insuficiente para explicar la magnitud de ese fenómeno natural en Guantánamo, territorio con elevada tendencia a padecerlo, debido a su posición geográfica.

En opinión de Alfredo Correa Álvarez, delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en la provincia, coexisten en el territorio los cuatro tipos de sequía (meteorológica, hidrológica, agrícola y socioeconómica), amén de que “los modelos climáticos muestran un incremento cada vez mayor de la tendencia al déficit de lluvia”.

Ejemplifica el directivo que durante los últimos 16 meses, la media histórica de precipitaciones “solo se sobrepasó en los municipios cabecera y Manuel Tames, único con aceptable porcentaje de llenado y cobertura de entrega, y donde radica la presa Faustino Pérez, que suministra a la capital provincial.”

El INRH ha elogiado las iniciativas del territorio para paliar los efectos caprichosos del clima, entre las que figuran una adecuada estrategia de distribución, control estricto de los grandes consumidores (más de 30 metros cúbicos diarios), reactivación de estaciones de bombeo e instalación en tiempo record de dos tuberías de poliuterano de alta densidad, con una longitud conjunta de 13 kilómetros.

La inversión conectó a la “Faustino” con el nudo 106, desde el cual se rige la distribución del líquido hasta la capital provincial, y mejoró la eficiencia en el abasto al aportar mil 200 litros por segundo y ahorrar 6,6 millones de metros cúbicos de agua anualmente, ya que ocupó el espacio de dos obsoletas conductoras de centro acero, por cuyos agujeros se escapaba ese caudal.

Se suman a la citada estrategia la penalización a los incumplidores de las normas de consumo del vital líquido, los nuevos sistemas de riego eficiente, la eliminación de salideros y el reordenamiento de la distribución de agua potable en carros-cisterna, única opción posible en las actuales condiciones para 12 mil guantanameros de los municipios de San Antonio del Sur, Niceto Pérez, Imías y Manuel Tames, los más urgidos del llenado de las represas, actualmente a un tercio de su capacidad.

La permanente influencia de los vientos alisios procedentes del Atlántico Norte descargan casi toda su humedad en la vertiente norte del macizo montañoso Sagua-Baracoa y dejan una sombra de lluvia hacia la parte meridional.

Esa desigualdad en la distribución de las precipitaciones, explica a la ACN Rolando Baza, especialista del Centro Provincial de Meteorología, provoca que solo 42 kilómetros de distancia, y tres mil 200 milímetros (mm) de lluvia al año, separen a la zona más lluviosa del país, de la más seca.

En El Aguacate, paraje septentrional de Baracoa, descienden tres mil 600 mm como promedio; en Baitiquirí, el mayor oasis de la semiárida franja costera sur, las láminas captadas por los pluviómetros no exceden los 400 mm, y las elevadas temperaturas disparan el azogue de los termómetros.

Tales circunstancias demandan que este período húmedo, que se inició en mayo y dura hasta octubre, honre su denominación y contribuya, junto a Recursos Hidráulicos, al enfrentamiento multisectorial de la provincia contra el flagelo.